Escribe: Feliciano Padilla
“Poéticas Andinas: Puno” es una obra de crítica literaria de las diversas poéticas producidas a orillas del Lago Titikaka, desde Gamaliel Churata hasta Boris Espezúa, editada y publicada por el Instituto de Investigaciones de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, la Editorial Pájaro de Fuego y, Guaraguao, revista de cultura latinoamericana, Lima 2009.
El libro ofrece, de modo sistemático, diversas lecturas acerca de textos poéticos de poetas importantes de Puno como Gamaliel Churata, Alejandro Peralta, Inocencio Mamani, Dante Nava, Efraín Miranda, Carlos Oquendo de Amat, Omar Aramayo, José Luis Ayala, Gloria Mendoza y Boris Espezúa. Se divide el trabajo en dos partes: las poéticas indigenistas y las poéticas post indigenistas.
La crítica literaria en Puno tiene magníficos antecedentes en “Mi amigo Baudeleire”, “Shekespeare el único” y “Eguren” de Emilio Armaza. Citamos, también, las primeras tesis que se hicieron acerca de: Gamaliel Churata y otra de Carlos Oquendo de Amat, por parte de Omar Aramayo y, “La poesía indigenista en Puno” por Juan Luis Cáceres Monroy. Luego se han publicado solamente antologías, o sea, selección de poemas o narraciones con algún preámbulo aclaratorio como “El Cuento Puneño” de José Portugal Catacora, las antologías de Samuel Frisancho, así como las de José Luis Ayala y Omar Aramayo. Se debe citar, también a Walter Bedregal con “Aquí no falta nadie” y “Beso de Lluvia” en dos tomos de José Luis Velásquez Garambel. Luego tenemos antologías con inserción de comentarios como “Diez años de narrativa puneña” de Jorge Flórez- Áybar y “Antología Comentada de la literatura puneña” de Feliciano Padilla.
Merece una mención aparte “Violencia y Literatura en los Andes” de Jorge Flórez-Áybar que es un ensayo literario de carácter controversial donde prevalece el análisis ideológico-político desde una perspectiva sociológica, la misma que predomina sobre el análisis propiamente literario y sistemático. Seguramente hay más antologías que, por la premura del tiempo, estoy obviando involuntariamente. Luego de este preámbulo debe hacerse una aclaración necesaria. Hay mucha diferencia entre el comentario literario y la crítica literaria. En el comentario prevalecen lo intuitivo, el impresionismo y la combinación de algunos enfoques. En cambio, en la crítica literaria se privilegia el método y un paradigma riguroso.
Con esta aclaración, afirmamos que en relación a crítica literaria escrita por puneños sólo tenemos algunos ejemplos: lo de Dorian Espezúa que publicó “Entre lo real e imaginario: una lectura lacaniana del discurso indigenista” donde aparte de los textos de Churata y Efraín Miranda se incluye a José María Arguedas y, lo de Bladimiro Centeno Herrera, que escribió “El imaginario de la palabra” en el que se presentan varios análisis literarios de textos narrativos de López Albújar, Ciro Alegría, José María Arguedas, Edgardo Rivera, Feliciano Padilla y hasta textos de autores extranjeros como de Jorge Luis Borges. Pero, un libro de crítica literaria metodológico, orgánico y riguroso, referido específicamente a la literatura puneña, recién aparece con “POÉTICAS ANDINAS: PUNO” de Mauro Mamani. Por tal razón, pienso que se trata de un libro fundacional, y augura la aparición de más libros de esta naturaleza.
Yendo a la misma obra, me ocuparé primero de la representación del indio en la voz de Churata, Alejandro Peralta, Dante Nava y Efraín Miranda; vale decir, cómo estos poetas citados representaban al indio en su imaginario y cuál era la diferencia entre una y otra representación.
Para explicar cómo Churata representaba al indio, Mamani Macedo previamente analiza la elección del espacio que el poeta hace para enunciar. Y este escenario, naturalmente es Puno, el lago Titikaka, no sólo con su geografía sino con los hombres que lo habitan; los mismos que crean y recrean una gran cultura, cuyas tradiciones y diferentes expresiones reverencia y ama el escritor Gamaliel Churata. Mauro Mamani manifiesta que este señalamiento es importante para develar y reconocer la raíz de su discurso. Luego elige un poema churatiano, el Haylli “Alto ahí miuras, toriondos” (no es el título, pero el haylli comienza con ese verso) donde el indio es la encarnación de todas las desgracias. Por ejemplo, no tiene voz, por lo que, otros tienen que hablar por él; el dolor ha sido inventado para el indio debido a que desde la conquista hasta la república los españoles primero y; los hijos de los españoles, después, lo han mantenido en condiciones infrahumanas. Las mugres todas son indias porque el sistema de explotación los ha llevado a un estado de bestialización. Las cosas tienen más valor que los indios ya que “las cadenas piden indios”, o sea tienen deseos; el indio no desea ni pide nada porque se le ha negado la palabra. Finalmente, Churata exclama ¡Bestia te llaman indio!, a manera de un reactivo para que el indio tenga capacidad de rebelarse ante su lastimosa situación.
Para el caso de Alejandro Peralta, Mauro Mamani elige dos poemas: “El indio Antonio” y “El indio Paco”. El primer poema expresa la tragedia de ser un indio confinado a la desgracia y al sentimiento de soledad que, ahora, siente por la muerte de su esposa Francisca. Este dolor anula toda expresión hasta tal punto que Antonio debe verse obligado a utilizar el nivel no verbal del lenguaje, porque sus dientes muerden palabras, sus ojos se expresan a través de la candela. Antonio no habla, tritura palabras. Mauro Mamani analiza más versos y con ellos demuestra que el hablante lírico denuncia la situación del indio. En “El indio Paco” Mamani deduce de los versos que los indios pueden luchar autónomamente y salir de su estado de postración. En “El indio Paco”, éste dirige una rebelión, pero es derrotado y, al final, recluido en una prisión. Por eso, las condiciones desventuradas de su cautiverio le carcomen la carne, pero no su espíritu rebelde, aunque sus compañeros hayan muerto por miles o estén desaparecidos. En un verso se lee ¡AQUÍ ESTÁ EL INDIO PACO! como ejemplo de resistencia y lucha permanente.
Con el objeto de explicarnos la representación del indio en Dante Nava, previamente Mamani Macedo, justifica el hecho de que Nava no nació en Puno, como ya lo había hecho en el caso de Churata. Manifiesta que el verdadero lugar de nacimiento de un escritor es el espacio donde uno “abre los ojos”, es decir, el lugar donde es consciente de sí mismo y del mundo que lo rodea, donde aprende a soñar, sufrir y amar, y a amar principalmente, ese lugar desde donde el poeta enuncia. Enseguida elige el poema “Orgullo aymara”. Desde el título (dice el autor) el poeta anuncia que su poema será un canto a la raza aymara, caracterizada por la disciplina, la beligerancia y su gran fortaleza. Luego devela que los componentes que integran la estructura del poema son los elementos de la naturaleza. Así tenemos al sol, el relámpago y la tierra. Sobre la tierra se funde el sol por medio del relámpago para forjar al indio. La tierra es la madre y el sol el genitor. En la segunda parte del poema, el sol y el relámpago asociados al fuego, desaparecen y solo quedará la tierra criadora de los aymaras y de su cultura. El lago Titikaka será, en ese contexto, un templo para el cuerpo del “indio de 30 años de acero”. Los elementos “duros”, recios e inquebrantables de la naturaleza altiplánica auguran el advenimiento de un hombre especial para esas condiciones, por tanto, de un hombre superior distinto a los formados en otras latitudes y circunstancias.
Para analizar la representación del indio en Efraín Miranda el autor elige el poema “EE” del libro “Choza”, en el que se produce una fusión entre el yo poético y el universo andino. La tierra –sigue explicando Mauro Mamani- es una deidad material y la Madre Tierra su expresión espiritual. El producto de la deidad material es el indio. El poema se inicia con un rechazo a la nominación de indio que según el yo poético no le corresponde y, a lo largo del poema, exige que le llamen indio. No hace concesiones identitarias, debido a que el mestizaje, la hibridez, la transculturación no lo traduce exactamente, sino que lo traiciona y traiciona a su Madre Tierra con la que está fusionado, en tanto tiene su color y está enraizado desde miles de años atrás. El reclamo de Efraín Miranda implica asumir lo indígena como intocado, puro, como lo no contaminado y, le importa un bledo el hecho de que las culturas sean procesos sociales que cambian y se transforman de modo permanente. Por estas razones, Mamani Macedo sostiene que Efraín Miranda, en el poema “EE” plantea una defensa de la identidad, pero no de una identidad simple, común; sino, de la identidad radical, en tanto que los “no indios” están representados por los descendientes de Adan y Eva, por las ciudades y las calles, y por todas las instituciones creadas para sostener las nuevas formaciones socioeconómicas y culturales.
Un tema relacionado con la poética indigenista es el análisis que hace de la poesía de Inocencio Mamani. En este caso, Mauro Mamani ya no usa la perspectiva de la representación, sino, la teoría de la referencialidad antes que un estudio centrado en el lenguaje poético, en tanto y en cuanto Inocencio Mamani escribió fuera del canon (modernista y vanguardista) y quizá contra el canon, no solo porque escribió en quechua, sino por la esencialidad de sus textos. Por tal razón, agrega la pragmática a la teoría de la referencialidad con el fin de descubrir la intencionalidad de los textos como medio de comunicación. El autor, para lograr sus propósitos elige el poema “Lekechukunas” o “Los lekechos”. En este poema el autor ubica dos mundos: el mundo de las aves con atributos humanos y el mundo de los hombres. La estrategia es leer el mundo de los seres humanos desde el mundo de las aves. Así, los elementos de la naturaleza están al servicio de los mensajes morales y sociales. En realidad, Mauro Mamani infiere de los textos de Inocencio algunos rasgos básicos de la literatura oral altiplánica, como son: la unión hombre-naturaleza, la reproducción de los valores reverenciados por la comunidad y el carácter utilitario (didáctico) de su literatura, con excepción del anonimato, ya que Inocencio Mamani firma los textos en condición de autor.
La crítica nacional y extranjera ha realizado notables investigaciones acerca del Grupo Orqopata, el Boletín Titikaka, “El pez de oro”, la poesía de Alejandro Peralta y de todos y cada uno de los miembros del Grupo Orqopata. Sobre Inocencio Mamani conozco sólo algunos artículos sueltos o referencias. Creo que este autor quechua fue marginado inclusive al interior del mismo Grupo Orqopata porque ninguno de ellos comentó acerca de su obra, lo cual hubiera significado una “mirada desde adentro”. Ahora bien, una “mirada desde afuera”, en aquella época, sí hay, y debemos subrayar el hecho de que Mariátegui lo elogió en “Amauta” y “Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana”.
Éste es un comentario a las poéticas indigenistas abordados por Mauro Mamani Macedo. Los estudios de las poéticas post indigenistas; particularmente, de Carlos Oquendo de Amat, Omar Aramayo, José Luis Ayala, Gloria Mendoza y de Boris Espezúa Salmón, serán comentados en otro artículo titulado “Pesquisas post indigenistas en Poéticas Andinas: Puno”. Entre tanto, concluyo recalcando la importancia de este libro en la historia de la literatura puneña y nuestro deseo de que se siga abordando las otras poéticas puneñas que faltan analizarse en futuras investigaciones.