sábado, 26 de junio de 2010

“EL LABERINTO” DE ALFREDO HERRERA:SIMBOLOGÍA DE LA ANGUSTIA EXISTENCIAL CONTEMPORÁNEA

Escribe: Feliciano Padilla

En los últimos meses, Alfredo Herrera Flores, nos ha hecho llegar un poemario con el título de “El Laberinto” editado por Impresiones Orión, Lampa 2008. Se trata de un poemario que viene dentro de un sobre tamaño oficio, en el que puede leerse el título del poemario y el nombre del autor, además del lugar de donde viene la comunicación y, dentro del sobre, un texto poético de catorce estrofas. Este sobre es parte del libro y funciona a guisa de portada formando una unidad indisoluble con el texto; de modo que el libro, aparte de darnos la ocasión de disfrutar con el significado del texto, nos permite un gozo sensitivo táctil por medio del paratexto.

Hay ocasiones en las que se acostumbra utilizar la frase “poeta consagrado” a fin de llamar la atención del lector, no tanto por la importancia del texto a comentarse, sino, por subrayar el significado del comentario. En el caso de Herrera Flores esa frase no constituye parte de ninguna motivación porque es la expresión de una referencia real, ya que el escritor lampeño Alfredo Herrera Flores es un poeta consagrado, el único poeta puneño que ha ganado el Premio Copé de Oro de Poesía en 1996 y finalista de este mismo Premio en las versiones de 1988 y el 2001. Bueno, sea esta una oportunidad para informar, que también, Luis Rodríguez Castillo (Filonilo Catalina) fue Premio Copé de Bronce en el 2005 y, finalistas de este mismo Premio: Boris Espezúa Salmón en los noventas del siglo pasado y Eddy Oliver Sairitupa Flores en el 2007.

Luego de este preámbulo tratemos de aproximarnos al mismo libro. Con este propósito es necesario recordar el mito de “El Minotauro” que, en síntesis, es como sigue: “El Dios Poseidón donó al rey de Creta llamado Minos un precioso toro blanco para que este lo sacrificará en su honor. Minos quedó prendado del toro y en su lugar sacrificó a otro. El Dios del mar, furioso por este engaño hizo que la bella Parsifae, esposa de Minos, se enamorara perdidamente del toro. Para cumplir con su pasión carnal obligó a Dédalo para que le hiciera un disfraz. Dédalo lo diseñó de forma tan perfecta que fruto de la cópula entre Parsifae y el toro blanco nació el Minotauro, un monstruo de cuerpo humano con cabeza y rabo de toro. Minos, al saberse burlado ordenó a Dédalo para que construya el Laberinto (un edificio con calles internas iguales y pasajes de apariencia interminable) donde viviría para siempre el Minotauro. Este monstruo se alimentaba solo de carne humana y cada siete años debían ofrecerle 14 vírgenes: 7 varones y siete damas, con los que el monstruo saciaba su apetito. Un joven llamado Teseo quiso terminar con el monstruo para cuyo fin se ofreció como uno de los destinados al sacrificado y, de esa manera, tener la oportunidad de matar el Minotauro: Luego de cumplir con aquel plan, salió del Laberinto gracias al apoyo de Ariadna, hija de Minos y hermanastra del monstruo, quien le proporcionó un hilo para que llevara consigo y que luego de matar al Minotauro saliera de aquel lugar imposible siguiendo el recorrido del hilo”.

Proporciono esta información, porque según mi punto de vista, sustentado en un análisis intertextual, Alfredo Herrera, utiliza en las 14 estrofas de su poemario, los elementos de este mito de “El Minotauro” e, incluso, los de la tragedia “Antígona” de Sófocles, para explicarnos simbólicamente la angustia existencial de la humanidad, que se encuentra atrapada entre las argucias del proceso de globalización. Sostengo que es necesario leer todo el texto para comprender el sentido de mi interpretación en vista de que, en este artículo, por razones de espacio, utilizaré solo algunos versos de estrofas sucesivas para fundamentar mi hipótesis. “Agoniza/ el alto día más/ solitario que el primer grito/ Quedan el olor a sangre y a la masa informe/ de los cadáveres, el pálido brillo de las armas/ los pasos abandonados/ y algunos abrazos/. Soy el ojo que observa/”, dice el poeta en la primera estrofa y de hecho nos ubica en la angustia existencial de la humanidad, la que puede empezar por interrogantes muy simples como: qué hago en este mundo, para qué sirvo, qué he hecho de mi vida, quién soy, a dónde voy, etc., que significa enfrentarse con la dimensión agónica de nuestra existencia, ante la comprobación de que nos encontramos más solitarios de cuando irrumpió en el mundo el primer grito humano.

En la estrofa III, cuando habla la hermana mayor, exclama: “Ha pasado el tiempo,/un hombre camina sin ser visto/ da un paso y luego/ otro y no avanza/ nada hay delante suyo nada/ hay atrás/. Un silencio mortal acompaña su/ pensamiento, su rostro/ de trueno, de lluvia, de espanto/; no tenemos más que retroceder en el tiempo y pensar en ese peregrino que ha caminado todos los senderos desde el mundo antiguo hasta la modernidad, con el signo de una culpa que no sabe exactamente por qué la carga. Los etapas de su largo camino saturadas de sosiego, fusionaron victorias efímeras y derrotas dolorosas, rasgos que pensó abandonarlos al llegar a la modernización, porque la modernidad es la antípoda de la quietud y placidez del mundo no moderno.

El hombre vivió la modernidad tomando por asalto sus sueños y fue feliz aun cuando aquella epopeya le implicó sufrimientos, porque la modernidad es sobrepasar lo cotidiano, transgredir los límites, es sufrir y saltar las vallas, es movimiento, es actuar para conquistar ideales; pero, la modernidad conquistada por el hombre llegó a su fin debido al proceso de globalización y, otra vez, el hombre se encuentra atrapado en sus propias contradicciones, moviéndose sin moverse y saliendo sin poder salir como el Minotauro que, ahora, solitario y en vano recorre desquiciado por todos las sendas del Laberinto construido por Dédalo.

El Laberinto del siglo XXI es la “sociedad global” en que se ha convertido el mundo. /El monstruo no/ renuncia a sus dominios/ ni a sus demonios, y no cede/ aún ronda entre los pasadizos/ del Laberinto/ su respiración agitada lo delata/. El Minotauro/ lee en el periódico del día/ la larga lista fúnebre de amigos y/ enemigos/” (cuarta estrofa). Y ahí está el hombre, al parecer, resignado, sin renunciar a sus dominios ni a sus demonios, pero todavía incapaz de ver el infinito que se extiende tras las murallas de este edificio y, sin poder percibir que al norte de nuestro Laberinto gobierna el nuevo Minos, el único rey de Creta gozando del orden social por él establecido.

/Un hombre es un hombre y/ muchos hombres/ nadie camina solo/, dice el poeta, lo cual nos conduce a pensar que no es un hombre, sino la humanidad la que está viviendo en el Laberinto, su propia tragedia: Los hombres pugnan, luchan y se destruyen entre sí y aun se dan tiempo para velar a sus hermanos, como en “Antígona”, la tragedia de Sófocles. “/Más tarde/ irán a velar a Polinices/ aún hay tiempo/. En realidad, podían los hombres haber vivido en paz y en armonía con la naturaleza, pero Minos, el rey de Creta ha extremado las contradicciones humanas y viene propiciando combates inútiles, porque nadie sabe cómo salir del Laberinto. Y ahora “/Nadie recuerda las batallas/ Nadie sabe de esta sangre caliente/ Nadie ha visto los ojos de la muerte/ Nadie respira como antes/ Nadie recuerda el cáncer/ ¿Qué mecanismos utiliza el nuevo Minos para asfixiar al hombre en medio de la soledad hasta despojarle la memoria a fin de que no pueda salir del Laberinto? /El sol está nuevamente en lo alto/ solo, como en el primer grito/ sol solo/ y habremos de lamentar probablemente alguna muerte sobre el asfalto/, se lamenta el poeta en la séptima estrofa y se interroga a sí mismo “/¿Qué dirá Antígona/ sobre la tragedia/ … /Pero allá están todas/ llorando/ en las puertas del Laberinto a un muerto ajeno/”.

El concepto sofocleano de Antígona sobre la realidad humana está por encima de las leyes humanas, e incluso por sobre la de los dioses representado por el nuevo Minos, pero en la obra Antígona de Sófocles no se conoció ley alguna si no es para burlarla. El poemario que comentamos, en las estrofas VII, VIII y IX signado por el espíritu de Antígona está penetrado por la noción de "muerte"; las acciones de los vivos están condicionadas por la presencia de los muertos. Recordemos que la base de la tragedia de Sófocles es la prohibición de Creonte de dar sepultura al cadáver de Polinices. La muerte no es solo el punto de partida de la obra, sino también el final de la misma. En “Antígona” no hay asesinatos, sino suicidios de vivos que ya no desean seguir siéndolo, tal como Antígona y su bello amante Hemón, que desobedecieron las órdenes del rey Creonte y devolvieron así, al acto de morir, su dignidad ancestral.

Alfredo Herrera, con su reconocido talento inserta el sentido de la tragedia “Antígona” al interior de El Laberinto. El Minotauro que representa a la humanidad anda a tropezones, sin rumbo, sin encontrar solución para su encierro material y espiritual, porque ha perdido la memoria y no recuerda el punto de entrada que es al mismo tiempo el punto de salida. Qué mundo es este donde se tienen batallas entre hermanos y hay Antígonas que velan a los muertos y mueren a causa de la solidaridad con los suyos. La vida en esta etapa continúa su curso dramático signado por las cadenas de la “aldea global” que pretende arrasar todo rastro y rostro cultural para construir al ciudadano universal consumista y deshumanizado. Oigamos, en todo caso, al mismo poeta cuando dice en la estrofa XII: /La iluminada plaza revienta/ de voces/ y música, nadie/ recuerda que hubo alguna vez/ una multitud que pugnaba en las puertas del/ Laberinto/ que hubo una batalla de/ la que los hermanos mayores/ jóvenes universitarios/ no volvieron/.

El poeta está dentro del Laberinto y, a veces, es un ojo que observa desde la distancia, pero, que le duele lo que pasa en el Laberinto. Por eso, en la estrofa XIII dice con voz quebrada y sentimiento plenamente andino: “/¿Con qué voz/ se podrá decir que/ hemos sobrevivido? Ariadna/ Megube, Miranda, Imillita/ con qué ojos habremos de mirar/ lo que queda de la hecatombe?/ El Minotauro aún duerme/ El Laberinto/ será nuestro hogar desde ahora/.

No obstante la tragedia que nos engloba, podemos aún enarbolar el estandarte de la esperanza. Ha de llegar la hora en que la amnesia sea derrotada. Ha de llegar una generación mejor que la nuestra; se avizoran nuevos tiempos para salir de esta “aldea global” en que nos ha reducido las circunstancias. El poeta lo percibe: /Alguien recorre/ el Laberinto sin dejar guías ni signos/ va en busca de un latido poderoso/ de un ronquido sobrenatural/. Debe entenderse que alguien es alguien y muchos, así como el hombre es un hombre y muchos hombres. Ese alguien será Teseo, el del mito griego, el joven heroico que, apoyado por Ariadna, vencerá al Minotauro y destruirá el Laberinto para que todos vivamos libres como en el primer grito del hombre. La expresión simbólica de El Laberinto representa, sin duda, tanto al cerco de las coacciones que aprisionan al hombre contemporáneo, como el esfuerzo del hombre por desentrañar un destino que se le escaparía de las manos si no se convierte él mismo en el Teseo liberador de la humanidad.

El laberinto es la paradoja de la vida misma, con sus oportunidades, sus peligros y sus contradicciones, para cuyo tránsito cuenta el hombre con los escasos hilos de Ariadna. En resumen, el Laberinto ha sido construido por ese ser humano poderoso que representa a Minos, - y hay que reconocerlo - también, por nosotros mismos, que hemos convertido a la vida en un gran teatro, cuyo centro esconde la respuesta que espera que la develemos. Y la descubriremos si somos capaces de convertirnos en el nuevo Teseo del siglo XXI. Así sea.

domingo, 20 de junio de 2010

“LOS PIES DEL RÍO”: EL ASOMBRO COMO ESTRATEGIA CREATIVA

Escribe: Feliciano Padilla

Jovin Valdez nos entrega esta noche una obra titulada “Los pies del río”, publicada por la Editorial Pasacalle de la ciudad de Lima. Contiene 3 libros articulados por una temática general andina: “Titikaka”, “Los pies del río” y “Sonetos de Verano”. Toda lectura involucra mínimamente tres niveles de comprensión: literal, inferencial y crítico. Para enfrentar los retos impuestos por esta obra voy a utilizar el nivel crítico de mi comprensión lectora, entendida como una capacidad común a todo ser humano. Centraré este análisis sólo en el primer libro del poemario que lleva por título TITIKAKA.

En el texto “Titikaka”, la voz de Jovin se propaga de una posición aldeana hacia lo ecuménico y, aunque su concepción del mundo pareciera contrastar con la que se reverencia en la cultura occidental, el poemario articula una percepción cosmogónica y mítica con lo universal, desde una perspectiva integradora de culturas. Una impresión inicial es que el lector se encuentra con un texto poco común para el canon literario actual. Se advierte una sensibilidad extraordinaria y una imaginación exuberante poco común en la poesía actual y, que más bien, nos permitiría vincularla con el viejo modernismo. Quizá, digo quizá, por eso, requiera de una hermenéutica, también, poco común, en la medida que los procesos mentales que crean imágenes y tropos hiperbólicos se expresan por medio de construcciones intensas acorde, igualmente, con la vastedad del espacio donde han sido engendrados los versos de “Titikaka”.

Pero, ¿qué es poco común en nuestra época? La reacción más simple del ser humano: la actitud de deslumbramiento del hombre ante la naturaleza. La modernización de la sociedad ha llevado a la humanidad a niveles espantosos de percepción virtual del mundo. Las nuevas generaciones no tienen necesidad de contactarse con las cosas, los espacios y los hombres para acercarse a ellos. Lo hacen a través de la Red Internacional o mediante la representación racionalista de las cosas, sin poder percibir lo que se esconde más allá de las apariencias. Los conocimientos se encuentran virtualizados y; hasta las relaciones humanas no escapan de esta modalidad.

En nuestra época se ha virtualizado absolutamente todo: El hombre no percibe ya la presencia adánica de los colores diseminados en la tierra, los mares y los cielos. Lo real es para el hombre moderno sólo una representación mental. Siendo así, la imagen real del mundo es relativa, se empequeñece y, finalmente se olvida. Si el mundo es percibido sólo desde una mirada cartesiana, se ha perdido para siempre, la capacidad de contemplación y asombro, la aptitud de admiración de la naturaleza como una veneración de la propia vida.

Pero, para alegría de la gente contamos todavía con los poetas y; particularmente, con el poeta Jovin Valdez, quien no se contenta con representaciones mentales ni la percepción virtual de las cosas; poeta que ante la maravilla del Titikaka exclamará: “Cielo vertido en la cuenca ventral de la tierra / Desde eras olvidadas y lozanas primaveras / te fundes en los días como un ojo de filtro / diseminado en la espuma y la bruma del tiempo”. Su asombro crece hasta tal extremo que no puede sino que identificarlo como el origen de la vida cuyo soplo divino es el lenguaje. Entonces el poeta pregonará al mundo: “Eres el origen / del canto salvaje escrito en la hierba / del aire que respiran taciturnos habitantes / forjados en la arcilla / caldeada por la nieve/ Eres el origen / del lenguaje grabado en la flor de la piedra”.

Las teorías cosmogónicas del Ande explican el origen del universo desde una mirada panteísta y, el canto sideral de Valdez sigue ese cauce torrentoso para confirmar esa doctrina. Sin embargo, este mundo mitológico debe ser profanado para cumplir su destino. Los Dioses no pueden estar conformes con su creación si no han sido capaces de engendrar a sus adoradores. Por eso, para recibir estos honores, crean en este espacio a los hombres que lo pueblan y; en particular, a los UROS, domeñadores del lago y del tiempo, virtuosos navegantes que cargan sobre sus balsas su sed de conquista, su ansia de libertad. El poeta lo percibe y dirá: “Allá en lo natural y tangible / donde los ojos del balsero coronan su destino / y el llamado del lago como un vaticinio / cae sobre sus hombros para recordarle / el tiempo que debe a los años venideros”

El privilegio de los parámetros de la representación racional del mundo separa al hombre del espacio donde recrea la cultura. La representación cartesiana separa al mundo del hombre que lo habita; aparta las cosas de las palabras que la enuncian. El racionalismo ha castrado la capacidad emocional del cuerpo ante su maravilloso entorno; sin embargo para Jovin el mundo es la celebración de los sentidos, el canto, la fiesta de la vida, la veneración religiosa de un mundo sagrado. La religión del poeta es panteísta y profesa un credo que no pretende ser poseedora de la verdad. La religión panteísta no es la que divide, no es la que excluye a los que no pertenecen a la congregación; la religión andina panteísta no desprecia cultos o interpretaciones distintas. No combate otros credos; por el contrario, nos recuerda de modo permanente que antes de los derechos humanos están los derechos de la Madre Tierra, nuestra creadora y protectora. Esta es la segunda impresión que nos revela la poesía de Jovin Valdez.

Pero también hay en la poética de Jovin una notoria sensibilidad social hacia la acción plausible de algunos hombres, cuya forma de existencia es la lucha permanente por algo superior. Y ahí está su “Oda a Horacio Zevallos” o aquella otra donde se habla de Muerte en ILave. Horacio es para el poeta un ser límpido que ha entregado su vida para la redención del hombre. Escuchemos cómo concluye una de sus estrofas: “Qué importa tus penurias / y tu súbita partida/ si el sol que has sembrado / florea en los ojos que avizoran la mañana”. Más aún, pareciera que el personaje es tan familiar a sus ojos, tan cercano a su vida, ya que en otros versos le dice: “Yo todavía ausculto la semblanza de tu casa / a donde tú llegabas en un corcel de mimbre / y donde aún se ocultan las almas que te esperan / escuchando tus ecos de sonoro contrabajo”.

La sensibilidad del poeta no sólo es agua que se escancia en el vaso de los objetos sagrados, sino, un ojo avizor que da cuenta del agua, del cielo y de la tierra; de los peces, las estrellas y los animales que apacentan en la estepa. Nada es extraño a la lira de Valdez, ni la lluvia, ni el relámpago, ni el frío crudo del invierno. Por eso sus versos se bambolean entre la realidad y el mito, entre la explosión de los sentidos y un delicado discurrir de sentimientos. Así, los versos de Jovin se inflaman en medio de la fastuosidad de la épica y de la delicadeza de su lírica que se formalizan en esa notoria eufonía de sus versos y la cadencia armoniosa de su lenguaje, que son características propias de toda la obra. Su voz se alza desde la grandiosidad de la naturaleza hacia la nimia significancia del ser individual. Es poesía de lo misterioso y sagrado; canto de lo olvidado que continúa allí para cólera de los que lo niegan.

Pareciera que la sensibilidad de Jovin sólo se circunscribiera al pasado; pero no, registra igualmente lo que está sucediendo en el presente como el caso de la muerte del alcalde de ILave, hecho en el que detiene su lira para cantar absorto y adolorido: “Y allí han inmolado / al hijo de la madre / que lo arrulló pequeño / y aun siendo adulto / lo miraba niño /… Y ahora que su alma/ acaso boga en lo ignoto / En las ruinas del puente por donde ha partido / todavía nos mira con los ojos del río / desde su último silencio”.

No podría comprenderse la poesía de Jovin si no revisáramos algunos rasgos de su vida. Él nació en el valle de Carumas – Moquegua y radicó en su juventud en Arequipa donde estudió Derecho en la Universidad Nacional San Agustín. Vive en la ciudad de Puno, por razones de familia y trabajo, desde hace 26 años. Por tanto su mirada del lago y la bahía de Puno no es del viajero que está de paso por esos lugares, sino, del hombre que echó raíces, meditó sobre su entorno, previo conocimiento del espacio donde vive. Sin embargo, no obstante los tantos años trancurridos desde su llegada a Puno, el estremecimiento que sintiera al contacto con el Titikaka sigue idéntico como en la primera vez que lo viera. Debió ser una turbación grande para quien venía de una geografía abrupta, de difícil acceso, de quebradas y ríos profundos, de cerros altísimos y pueblos suspendidos al filo de los abismos. Encontrarse con una meseta tan vasta sin cerros altos, ni quebradas, ni ríos torrentosos, donde se concentraba una de las mejores ganaderías del país; descubrir con los ojos desorbitados a ese inmenso lago mágico que cambia de colores según pasan las horas del día o se presente algunos cambios atmosféricos, habrá sido para Jovin un espectáculo inolvidable, eterno. Todo eso está en “Titikaka”, primer libro del poemario “Los pies del río”.

Con “Titikaka” Valdez Peñaranda continúa la misión ancestral y profética de la poesía donde la respiración del poeta es la potencia de un canto que habla de lo oculto y mítico, que se esconden tras la realidad que vivencia. Para Jovin el lago es epifanía de la energía inextinguible, generadora de vida, música y poesía. Escuchemos: “En el hombre de arcilla y las piedras de una estrella / En el lenguaje del agua y el silencio de los yermos / En la danza de los peces y su acuario sin fronteras / En la penumbra del Ande y la mansedumbre del río / … En el insomnio de la urbe y el embrujo de sus noches / … En las garfas del puma y el arco iris de sus ojos / … En los matices de la vida y el ocaso de sus colores / emerge apacible la luz de la poesía “

Hasta aquí este análisis que presenta mis impresiones (tal como iba señalando en la exposición) acerca de este libro. Es cierto que desmonté la obra y develé sus principales estructuras semánticas. Sin embargo, algunos dirán que me ganó el análisis impresionista; también eso es cierto, utilicé el método impresionista que combinado con otros, a veces da buenos resultados.

Muchas gracias a Jovin Valdez Peñaranda por entregarnos esta obra.

martes, 15 de junio de 2010

EL BRICHERO A 20 AÑOS DE SU CREACIÓN COMO PERSONAJE DE LA NARRATIVA PERUANA

Escribe: Feliciano Padilla

En noviembre de 1989, el brichero aparece inserto por primera vez como personaje de un cuento (Cazador de Gringas) en la revista “Origen” No 2 de Arqueología (UNSAAC). Al año siguiente (1990), su autor, el narrador Mario Guevara, gana el primer puesto de un concurso nacional de cuentos organizado por el semanario “Cambio” con su relato “Patrick”. En ese mismo concurso “Cazador de Gringas” del mismo Guevara ocupa el tercer puesto. “Cosas del destino”, dirían nuestros abuelos, porque con el correr del tiempo “Cazador de Gringas” logró más notoriedad que “Patrick”, ya que en 1990 aparece incluido en el libro “Fuego del Sur: Tres narradores cusqueños” hasta que, finalmente, se publica “Cazador de gringas y otros cuentos”, en 1995.

El brichero es una especie de “indian lover”, un amante cusqueño de rasgos “indígenas”, o mestizos, mínimamente; de tamaño y contextura regular, hablante del inglés y otras lenguas europeas, como la francesa o la italiana, por ejemplo. Los he visto merodear los lugares turísticos y las plazas y parques de la ciudad del Cusco, donde esperan sentados, cual cazadores furtivos, que alguna “gringa” caiga en sus garras. La “gringa” no es solo la turista norteamericana, sino, cualquier rubia inglesa, italiana, francesa, menos, la japonesa o la china. A estas últimas se las llama “chinas” solamente, que también, ya empezaron a entrar en el mercado. Con la fama que adquirieron los bricheros, parece ser que no son los únicos que salen a cazar. Las “gringas”, igualmente, llegan en busca de aventuras sexuales con un “indian lover”. Las he visto acercarse a los bricheros en la Plaza Mayor o Regocijo con el pretexto de preguntar por alguna dirección. Si el interlocutor contesta en inglés o cualquier lengua europea ya tienen el 60% asegurado de que empezarán días inolvidables de turismo vivencial con su eventual pareja. Después se las verá caminando por las calles agarradas de la mano de estos bricheros con suerte, como si fueran adolescentes enamorados o, bailando en las discotecas, pabs, o, visitando Machu Piqchu, Saqsaywaman, etc. Así no puede saberse, exactamente, quién caza a quién. Es de suponer que los bricheros, al final de la aventura, queden con buena cantidad de euros o dólares; eso sí, un poco delgados después de las agotadoras actividades a las que han sido sometidos y en las que están obligados a demostrar la sapiencia y vitalidad de su raza milenaria. Algunos bricheros aprovechan sus relaciones con “gringas” para viajar a Europa, de modo preferente.

Este es el personaje que Mario Guevara Paredes nos presentó en su cuento “Cazador de Gringas” (1989). No fue un personaje inventado, sino, solo descubierto como él mismo lo reconoce en un reportaje, no recuerdo si para El Comercio o para La Primera (ambos periódicos limeños). Pero, este cuento fue el inicio de una carrera literaria brillante porque “Cazador de Gringas y otros cuentos” ya tiene cuatro ediciones y, la cuarta edición con una reimpresión por parte de la Editorial San Marcos. El libro ha sido traducido al inglés y el cuento “Cazador de Gringas” al alemán, holandés, italiano y hebreo. A partir de estos hechos, el brichero fue llevado al teatro, al reportaje, al vídeo; es más, ha sido tema de investigaciones y artículos científicos. Dentro de poco, se estrenará en el país una película sobre bricheros bajo dirección sueco-peruana. ¡Ah!, y en el 2008 se publicó una antología de cuentos sobre bricheros con el título de “Pachamama, Club”, en la que aparecen algunos nombres de autores conocidos como Luis Nieto Degregori, Mario Guevara, Oswaldo Chanove, Jorge Flórez-Áybar, entre otros,

“Cazador de Gringas” es un cuento que recrea la historia de un brichero que tuvo la mala suerte de encontrarse con una gringa que, luego del orgasmo, es presa de una histeria compulsiva. El brichero, para hacerla callar y evitar que los hospedados del hotel escuchen aquellos gritos escandalosos intenta calmarla con algunas cachetadas. La situación empeora porque los chillidos causan un alboroto mayor hasta que la policía ingresa y conduce al desafortunado aventurero a la comisaría, donde nuestro personaje cuenta su historia desde la perspectiva de un trabajador honesto que ha tenido mala suerte.

El cuento está técnicamente bien concebido. Al inicio se observa un flash back que presenta un hecho fuera de lo común con el fin de “picar” la curiosidad del lector y de atraparlo. Una buena dosis de intriga va subiendo el ritmo de la acción que conduce a un clímax notable y concluye el texto con un final inesperado. La concisión, la brevedad y el uso de la ironía dan al cuento la consistencia que estos relatos requieren para convertirse en un cuento-cuento, en un cuento redondo. Un recurso lingüístico que ayuda al autor a otorgar la contundencia que finalmente logra el cuento es el uso de la segunda persona y un lenguaje coloquial por parte del narrador personaje. La segunda persona en la producción de esta clase de textos es oficio de narradores experimentados. Por eso, hay que subrayar este hecho tratándose de un joven que en 1989 empezaba con el ejercicio de la escritura. En realidad, se trata de una narración moderna en el sentido estricto de la palabra; de una narración donde el humor y el tono erótico campean a lo largo del relato. Otro aspecto digno de ser destacado es que el autor haya tomado una anécdota como materia prima de su trabajo. En general, la crítica espècializada menosprecia los cuentos o relatos que se originaban en anécdotas. Hace dos décadas se tenía como norma esta aserción; pero, Mario Guevara ha demostrado que cualquier tema, por más simple o chabacano que fuere sirve para escribir cuentos. El problema está en el tratamiento adecuado del asunto, en la naturaleza ficcional de la historia, en el procesamiento artístico de los datos extraídos de la realidad. Los buenos temas no están, ciertamente, en nuestros escritorios o talleres. Están en las calles, bares, mercados, billares, prostíbulos, hoteles; en el campo o en la ciudad; en la universidad o en las oficinas, etcétera. El mérito de Mario Guevara ha sido llevar un hecho cotidiano de la ciudad del Cusco a la ficción narrativa.

El brichero es el resultado de un proceso socioeconómico caracterizado por la modernización de la economía y el desarrollo del turismo en la ciudad del Cusco. El boom del turismo empieza por los años sesenta y se consolida en las siguientes décadas; sin embargo, paralelamente se produce una migración de las zonas rurales a la ciudad, lenta al principio y, masiva, después. En estas circunstancias, migrantes de las provincias cusqueñas y de otros departamentos como Apurímac y Madre de Dios enfilan hacia la ciudad con el propósito de mejorar sus condiciones de vida y de trabajo. Estos compatriotas luego van a verse obligados a desempeñar las más diversas actividades para insertarse en una ciudad cada vez más moderna. Las labores subsidiarias del turismo van desde las empresas grandes y medianas de hotelería, hospedaje, guía de turismo, alimentación diversa, artesanía, locales de diversión (bares, discotecas, pabs), prostíbulos, etcétera, hasta el hecho de posar con trajes típicos y al lado de camélidos bien ataviados para el recuerdo de cualquier turista varón o mujer. Son estas las circunstancias en las que aparece el brichero, el trabajador para todo servicio, de rasgos “andinos”, que habla inglés u otras lenguas europeas y que tiene que satisfacer todos los gustos de la turista para llevarse a la billetera un buen fajo de euros o dólares.

Mario Guevara ha tenido la virtud de haber incorporado un personaje de la realidad cotidiana del Cusco a la ficción. Y este es su aporte más valioso. Quizá sin habérselo propuesto, a través de ese personaje, ha desagraviado el abuso sexual de que fueran víctimas las mujeres originarias del Perú por parte de gente occidental, desde la llegada de los españoles hasta hace unas dos décadas. Es decir, no es ya el hacendado o los hijos de los hacendados los que tienen el supuesto “derecho” de poseer por la fuerza a una de sus sirvientas o colonas, sino, son los hijos de estas campesinas los que andan por las calles de la ciudad aparrados de una gringa.

Ha pasado 20 años desde la publicación príncipe del cuento “Cazador de Gringas”. Se ha escrito mucho sobre este personaje cuyo espacio no se circunscribe, ahora, solo al Cusco, sino que se ha expandido por todo el territorio; de modo que los narradores seguirán escribiendo ficciones usando a este personaje cuyo oficio, me imagino, debe ser difícil y placentero a la vez, tal como asegura el mismo personaje de este cuento de Mario Guevara:

“La gente nos ve como a bicho raro. Cuando camino por la calle bien aparrado de una gringa, al instante percibo sus miradas que dicen: ‘feo y enano y con una gringa mamacita’. Pero Ud. sabrá que no es nada fácil computar gringas. Este oficio, no se ría, aunque no crea, es un oficio como cualquier otro…” . Claro que sí, debe ser un oficio difícil, pero, valió la pena porque ahora el brichero es un personaje importante, que enriquece desde los Andes la heterogénea y riquísima literatura peruana.

Entrevista con Boris Espezúa

BORIS ESPEZÚA : PREMIO COPÉ DE ORO DE POESÍA

Escribe: Feliciano Padilla

Boris Espezúa Salmón acaba de ganar el primer lugar de la XIV Bienal de Poesía Premio Copé Internacional 2009. Se trata de un premio de gran prestigio por su credibilidad académica y, por la seriedad e imparcialidad con que actúan los integrantes del Jurado Calificador. De esta manera, Boris Espezúa se hace acreedor al Premio Copé de Oro y a una suma considerable de miles de soles. Nos alegra sobremanera porque es un laurel más que los poetas puneños ciñen sobre la frente altiva de nuestro pueblo. Con nuestro apreciado Alfredo Herrera, ganador del primer lugar de la VII Bienal de Poesía Premio Copé 1995, van siendo dos los Copé de Oro que nuestros poetas lograron para orgullo de Puno. Habría suficiente razón para expresar: “Puno tierra de Copés” habida cuenta de que Filonilo Catalina ganó el 2005 un Copé de Bronce y Edy Sairitupa un premio Copé por ser finalista en el 2007.

Esta circunstancia es motivo para conversar con Boris en mi biblioteca. Y, estamos aquí, sentados frente a frente con dos copas de vino en la mano y asediados por un ordenador que nos mira con su pantalla apagada, por cientos de libros y revistas arrumados en todas partes, y muchos recuerdos de viajes que están ahí encima de los estantes. Bueno, y como se dice en estos casos, luego de este brindis con vino peruano, conversemos Boris.

BORIS: Adelante, hermano.

CHANO: ¿Qué emociones te embargan, ahora, luego de conocer que has sido ganador del Premio Copé de Oro de la XIV Bienal de Poesía? ¿Cómo lo tomas?

BORIS: Indudablemente que me ha conmovido bastante, sin embargo, lo he tomado con serenidad, puesto que es también un reto para seguir adelante y una oportunidad para consolidar mi propuesta poética en libros que permitan afianzar el contenido de lo mucho que quisiera aún expresar.

CHANO: ¿Cuál era la temática de tu primer libro y qué dirías, ahora, acerca de él?

BORIS: Ha sido la misma que la de ahora: El mundo andino en conflicto con el mundo urbano, el rescate de nuestra cultura altiplánica; la expresión de su cosmovisión en lo ritual, mítico, religioso, filosófico y ecológico desde una visión integradora, no monocultural. Estoy contento de haber empezado con” A través del ojo de un hueso” porque marcó las líneas matrices de mi poética.

CHANO: Tu poética es producto de todo un proceso. Un libro mío explica tu poética actual. Mauro Mamani, profesor de San Marcos, también hace una caracterización de tu poética. Qué poetas de la literatura mundial, aparte de los peruanos, nutrieron, tu tiempo de aprendizaje?

BORIS: De la poesía mundial, cito a Octavio Paz, Jorge Luis Borges, Mario Benedetti, Oquendo de Amat, Vallejo, Lezama Lima, Pessoa, Baudelaire, Horderlin, Ernesto Cardenal, Pablo Neruda, Roque Dalton, Nicanor Parra, algunos españoles como Pedro Salinas y Rafael Alberti…, y otros tantos cuyos nombres no recuerdo en este momento.

CHANO: No está demás que puedas mencionar, también, a los poetas o escritores peruanos que te marcaron ...

BORIS: Entiendo que nos referimos a escritores peruanos y puneños. En primer lugar está César Vallejo; luego, Oquendo de Amat, Alejandro Peralta, Gamaliel Churata, Jorge Eduardo Eielson, Javier Sologuren, Pablo Guevara, Tulio Mora, Antonio Cisneros en sus inicios, Juan Gonzalo Rose en su poesía intimista, y por cierto a paisanos míos como Serapio Salinas, Gloria Mendoza y Omar Aramayo. Seguramente hay muchos más poetas, narradores y, también, artistas plásticos y artesanos soñadores que influyeron en mí desde muy temprano.

CHANO: Pienso que “A través del ojo de un hueso” (Lima 1988) constituye el momento crucial de tu poesía en cuanto expresa tu autoafirmación andina en tu condición de migrante puneño en la ciudad de Lima. Tenías talento suficiente para hacer la poesía que hacían tus contemporáneos limeños de San Marcos, ¿qué factores cambiaron el rumbo de tu poesía?

BORIS: En realidad no considero que haya cambio de rumbo, pues mis poemas siempre tienen un substrato andino; están los amarus imponiéndole su color y su voz a la mayoría de mis versos, con lo que tampoco quiero decir que yo no era contemporáneo en la opción de utilizar técnicas, estilos y formas de planteamiento del texto como lo hacían los de mi generación.

CHANO: Bueno, lo que dices acerca del substrato es concordante con otro libro tuyo publicado en Lima (1990) con el título de “tránsito de Amautas y otros poemas”. Podría decirse que en este libro anuncias tu vocación de descifrador poético de la obra churatiana? Desde luego, no estoy diciendo seguidor ni imitador de Churata, sino, intérprete poético o algo así...

BORIS: Diría que Churata expresa lo que muchas generaciones poéticas enclavadas en Puno debieron y deben expresar, por lo que soy una voz más de las miles que existen. Es inevitable ser Churatiano cuando el escenario andino es Churatiano, un desbrozo polifónico de magia, ritos, mitos, ecología, religiosidad, filosofía, antropología, historia, danza y con seguridad muchas cosas más que nosotros mismos ignoramos qué somos.

CHANO: El ojo de un hueso es una construcción metafórica ¿Qué nos invitaste a mirar a través de ese orificio?

BORIS: Nuestro ser auténtico, nuestra condición original. Es una mirada a lo más recóndito de nuestro código identitario, de nuestra placas cuaternarias, de cómo este enclave altiplánico nos perfiló el rostro y el universo que tenemos (que es inconfundible en todo el mundo), ya que a pesar de vivir en la modernidad tecnológica y el auge del liberalismo, lo importante es ser fiel a sí mismo; es decir, en lo sincrético, no defraudarse a sí mismo.

CHANO: En “Tránsito de Amautas y otros poemas” nos conduces de la mano de Gamaliel Churata y José Antonio Encinas a recorrer este camino escabroso de la realidad peruana ¿Por qué estos dos amautas? Pudieron ser, por ejemplo, Mariátegui y José María Arguedas?

BORIS: Porque fueron puneños. Fueron maestro y alumno en la vida real y porque compartieron el mismo sentir y pensar andino. Pues, en ellos encontré mayor facilidad para desarrollar una empatía literaria, un discurso distinto a la sombra de estos dos personajes que expresan nuestra realidad altiplánica desde el lago más alto del mundo.

CHANO: En “Tránsito de Amautas” alternas un discurso filosófico-pedagógico perteneciente a Churata y Encinas con un discurso literario construido en base a un lenguaje coloquial ¿Cómo explicas este experimentalismo vanguardista?

BORIS: Como una búsqueda, como un afán de conciliar tradición y vanguardia y, como una aspiración de apostar a un discurso ideo-estético de tipo sincrético, donde se privilegie lo nuestro, no en posturas radicales, fundamentalistas y ortodoxas, sino interculturales, abiertas y en base al sentido dialógico que toda cultura debe tener.

CHANO: Luego viene “Alba del Pez Herido”, publicado en Bolivia por el año 1997. Pertenece a un grado definido de tu madurez como escritor; perfectible aún, es cierto, pero, en este libro terminas de perfilar los rasgos principales de tu poética que ya estaban enunciados en “A través del ojo de un hueso” y “Tránsito de Amautas y otros poemas”. ¿Tú también lo consideras así? ¿Qué motivos te exigieron una adhesión más decidida a Churata y por qué empezaste a utilizar mitos? ¿No eran suficientes las imágenes, las metáforas?

BORIS: Estoy de acuerdo con tu apreciación respecto a los rasgos de mi poética, pero además quería subsanar una mala pasada que me jugaron en la edición del poemario donde hubo errores de digitación imperdonables. En lo básico, el sentido del libro fue adentrarse de forma más nítida al mito del pez y consolidar la sacralización del Lago Titikaka y, a partir de ello, buscar la redención del nuevo hombre. Es como lo señalas: la continuación de la trayectoria emprendida por mis anteriores poemarios. El hecho de optar por los mitos y no quedarme en las metáforas es porque considero al mito mucho más filosófico, amplio y de contenido mayor. En esa senda fue inevitable acercarme más a Churata.

CHANO: Tu último poemario publicado en Lima el año 2002 titula “Tiempo de Cernícalo” ¿Crees que es una especie de antología personal? ¿Querías cerrar una etapa con esa selección de poemas para ingresar en otra que regiría el libro que ganó este Copé de Oro?

BORIS: Es una antología personal preparada con mi hermano Dorian. Sin embargo, también me sirvió para mostrar de mejor forma el “Alba del Pez”.

CHANO: Por lo que dices del “Pez”, está visto que este poemario ronda tu mente a cada momento.

BORIS: Le tengo un aprecio especial a dicho libro, porque quienes no conocían mis libros anteriores se formaron una idea completa de mi trayectoria. Además se me agotó rápido, tuvo mucha demanda… sobre todo, en los jóvenes poetas.

CHANO: ¿Cuál es el título del poemario con el cual ganaste el Premio Copé de Oro de Poesía del 2009? ¿Qué es lo central de este libro?

BORIS: Se titula “Gamaliel y el oráculo del agua”. En este poemario me propongo mostrar de modo polisémico o plural el mundo churatiano, recreando su propuesta ideo-estética de crear nuevos elementos para una explicación de nuestra cultura en todas sus formas; partiendo de los substratos genuinos y singulares de nuestra puneñidad, que no es sino un trozo de la peruanidad. ¿Qué más decirte? que se trata de un mundo maravilloso, donde el pez es el personaje principal, que habla desde el Lago y desde la memoria colectiva del altiplano.

CHANO: Perteneces a una generación brillante de poetas ¿Qué puedes decir acerca esta generación (Alfredo Herrera, Lolo Palza, José Alberto Velarde, Pacha Qhata Willka y otros).

BORIS: Que es y ha sido muy constante y pertinaz, una generación que ha respetado a nuestros antecesores, que nos hemos cohesionado y querido entre nosotros, que nos hemos brindado, muy a nuestro modo, afecto y aliento permanentes; aliento que también lo recibimos nosotros de las generaciones anteriores para brindárselas a las nuevas generaciones a fin de que sigan adelante sin desanimarse en el intento de hacer poesía de grandes polendas como lo han hecho siempre los puneños.

CHANO: Poesía de polendas como la hizo el Grupo Oquendo de Amat, tu generación y todo lo que va a hacer todavía la “generación de fin de siglo”.

BORIS: Así es, somos una continuidad, un río que fluye y va a desembocar inevitablemente en el océano de la poesía peruana, tan rica, tan diversa o heterogénea, tan vital...

CHANO: Cada poeta tiene su propia poética; pero en Puno se han desarrollado dos poéticas bases con las cuales se puede trazar algunas líneas de similaridad a partir de tu libro. Sin embargo, creo que no hay necesidad dado que tú mismo ya lo has señalado en esta conversación.

BORIS: Es cierto, lo anuncio desde el título del libro.

CHANO: Tu poesía da para una plática más extensa. Quizá volvamos a charlar en otro momento. Por ahora pongámosle punto a esta conversación. Y otra vez, Salud, hermano mío, choquemos las copas de vino. Chin chin.

BORIS: ¡Salud! Y gracias por todo.

CHANO: ¡Salud por la poesía puneña!

jueves, 10 de junio de 2010

Libro: Pakasqa Takiyniykuna (Mis cantos ocultos)

“Adquirí el quechua desde el año de nacido, época en que mis padres me llevaron de Lima a la ciudad de Abancay, zona con mayoritaria población quechua-hablante. Sin embargo, el lugar exacto donde perfeccioné el uso de esta lengua fue en la provincia de Grau, cuando mi padre me llevó a los cinco años a Kurpawasi, donde poseía una pequeña propiedad y, la única gente con la que podía socializar: los cuidantes del ganado, sus hijos y los otros trabajadores, eran monolingües del quechua. Luego estudié en el Cusco y, desde 1969, vivo en Puno dedicado a mis labores profesionales. Posteriormente, en 1985, inicié mis estudios de Maestría en Lingüística Andina y Educación, en la Universidad Nacional del Altiplano. Allí tuve la oportunidad de aprender la escritura del quechua bajo la dirección del Dr. Rodolfo Cerrón-Palomino. Este poemario titulado “Pakasqa Takiyniykuna” es fruto de mi vocación poética y de mi condición de quechua-hablante” (Testimonio de Feliciano Padilla para una revista local de Puno).

LA HABANA 2008: Crónica de un viaje

La Habana parece una ciudad suspendida en el tiempo. No carga sobre sus espaldas las complicaciones de la modernidad, de la revolución post industrial que nosotros padecemos de manera cotidiana y sabemos que nos llevará a la muerte y a la extinción de la propia naturaleza. Es una ciudad limpia, amistosa y culta. El robo y otros delitos tienen pena perpetua, de modo que la seguridad es admirable. No digo que no haya cárceles; debe haber desquiciados que exhiben conductas no deseadas y van a poblar las prisiones. Otra cosa, allá no hay buses, combis o autos de empresas privadas para el servicio público. Utilizan unos megabuses del Estado llamados “wawas” que pasan a determinadas horas y lugares para transportar estudiantes, obreros, empleados, profesores, médicos, catedráticos, etcétera. Pocos carros circulan por sus calles y avenidas repletas de árboles y flores. Los taxis, que también son del Estado, los usan, por lo general, los turistas y se los puede encontrar a cualquier hora. Por eso, es reconfortante ver pasar a la gente manejando sus bicicletas. No hay el bullicio de las “ciudades modernas”, ni el hollín que negrea las paredes de Lima, ni la basura donde anidan trillones de moscas y cuyo hedor penetra hasta los huesos. La mar es limpia y cambia de colores según el tiempo. La vista de quien la mira salta del azul del mar al verdor del bosque, directamente. La gente es, realmente, culta. La moza que me servía la cena: filetes de cerdo y arroz congrí (arroz moteado de frijoles negros) con una ensalada de estación, estudiaba medicina y el empleado del bar donde bebía ron habana club 7 años, estudiaba ingeniería agroindustrial. Un chofer de taxi puede hablarle de cualquier tema del mundo con mucha solvencia y espíritu afectuoso. Todos son alegres y muy comunicativos.    

Cuba es una isla encantadora. Estuve en sus provincias como, La Habana, Matanzas, Cienfuegos y Santa Clara (lugar donde descansan los restos del Che y de seis de sus compañeros asesinados en Bolivia, entre ellos, un peruano llamado Juan Pablo Chang Navarro). No me alcanzó tiempo para ir a Oriente, Camegüey y otras zonas. Ninguna ciudad es mejor ni peor, Todas tienen un nivel de desarrollo económico y cultural homogéneo, a no ser La Habana Vieja por sus antiguos edificios y monumentos. Es cierto que tienen carencias, sobre todo en lo que se refiere a electrodomésticos, carros, Internet y uso de celulares.

El uso de la Internet es restringido por causa del origen norteamericano de los softwares y de los servicios y, ¡qué maravilla!, casi nadie tiene celulares. Recuerde que Cuba viene sufriendo 45 años de bloqueo económico impuesto por los Estados Unidos desde 1962. Esa es la causa; sin embargo, el crecimiento económico de Cuba en el 2007 ha sido sorprendente: 7.5% reconocido por la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe). Las áreas de producción más rentables, al parecer, son la manufactura, el turismo, la agroindustria y el níquel. Los cubanos comparten felices sus logros y sus carencias. Y eso se observa en que todos tienen casa, agua, luz, alimentación, educación y salud de modo gratuito. No hay un solo niño cubano que vaya a la cama sin cenar;  no he visto mendigos, ni locos, ni borrachos tirados por las calles. Deben tener otros problemas, pero, no los pude advertir.

Visité La Habana Vieja. Es un lugar maravilloso, muy parecido a “la Lima Cuadrada” (en el momento que escribo esta crónica), con edificios amplios y antiguos, cuya data se pierde en el boato hispano del siglo XVI. Proliferan las columnas, las rejas, los portalones y el frescor de sus plazas. En La Habana Vieja están todos los grandes monumentos antiguos, como la Basílica de San Francisco, muchos conventos, museos, palacios, plazas, plazoletas, callejuelas y las fortalezas construidas en el siglo XVII para defenderse de la incursión de los piratas y corsarios. La UNESCO la ha declarado patrimonio de la humanidad en 1981. Algunas tardes se nota en el atrio de algunas de sus bodegas la presencia de turistas bailando salsa y bebiéndose un vaso de cerveza bucanero. Las cubanas y cubanos que han cumplido su horario de trabajo, visitan esos lugares y bailan salsa, rap, guaracha, guaguancó, jazz latino, etcétera, sin recelo ni prejuicio; es más, sin  necesidad de “estimulantes” o “energizantes”. Podrían beber licores y no estarían en falta, pero, en general, no los necesitan, salvo, dicen, en sus fiestas familiares o barriales.

La Plaza de la Revolución es un cuadrado enorme, lugar de visita obligatoria. El mirador ubicado en la cima de un gran obelisco que mide 109 metros, más los 30 metros que mide la colina donde está erigido ofrece una hermosa vista de la ciudad. Domina el área el monumento erigido a José Martí. A un lado, en el frontis de un edificio de unos diez pisos puede observarse el rostro gigantesco del Che Guevara y una inscripción que dice “Hasta la victoria, siempre”. Se dice que en esta plaza se reúnen hasta un millón de personas en las fiestas conmemorativas de la revolución cubana. El Che Guevara es el personaje más amado de Cuba y no tengo seguridad de que alguien pueda quitarle ese honor. Él sigue viviendo en el corazón de los cubanos: eternamente joven, valiente y leal consigo mismo, porque es el paradigma de los más nobles ideales de la humanidad; viaja como estandarte entre la multitud de jóvenes de todo el mundo que intentan ser como él: más solidarios, más humanos. Está en la memoria de los trabajadores con su uniforme de campaña agujereado, su emblemática boina, un habano palpitando en sus labios  y con sus botas llenas del lodo de Camegüey.

La educación es gratuita en todos sus niveles, desde el inicial hasta el universitario y los estudios de Post Grado. El porcentaje de analfabetismo es cero. Todos tienen derecho a estudiar hasta donde quieran y puedan, según sus capacidades y destrezas. Su paradigma educativo es el de mayor credibilidad en América Latina por sus logros en expansión y profundidad del conocimiento. La investigación científica está orientada a resolver los problemas de salud y alimentación y, por tanto, mejorar las condiciones de vida y de trabajo de la población. No les quita el sueño que los países hegemónicos hagan lo contrario encauzando la investigación a la ciencia e industria bélicas. Cuenta con cerca de cuarenta universidades e institutos de ciencia y tecnología, siendo las principales las universidades de Cienfuegos, de Matanzas, de Pinar del Río, de la Habana, etc., y, las de mayor prestigio, la Universidad llamada Instituto Superior de Ciencias Médicas de La Habana y la Escuela Latinoamericana de Medicina de La Habana.

Cuba es un país donde el porcentaje de desempleo es cero. Todos, mujeres y varones, tienen trabajo hasta la edad de sesenta y cinco años porque su economía está planificada en función de los requerimientos de su población. Su crecimiento del 7.5% en el 2007 no debe llevarnos a pensar que se trata de un país rico. No; el embargo económico les ha retrasado su desarrollo industrial. Tienen carencias, pero, viven de lo que producen porque su producción agropecuaria alcanza para los once millones de cubanos. Ahora ha empezado a vincularse con la economía china, española y canadiense  y, quizá, otro sea el rostro de La Habana de acá a cinco años. Por ahora es una ciudad distinta a Lima, Río de Janeiro, Caracas, Moscú, París o New York. Eso sí, puedo afirmar, a nivel hipotético, que hay subempleo  y esto se debe a que la mayoría de cubanos son profesionales y no todos están trabajando en las áreas para las cuales fueron formados debido, probablemente, al déficit del desarrollo industrial que no está asegurando la real ocupación del trabajador; pero, todos los cubanos mayores de 18 años tienen un puesto de trabajo y una remuneración de acuerdo al P.B.I. del país.      

Otro aspecto que me impresionó fue que la UNEAC (Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba) es la institución más prestigiosa y de mayor respeto por parte de la ciudadanía. Tienen locales bien implementados en las catorce provincias de la isla. Como el “Encuentro Internacional” al cual asistí  se descentralizó a las provincias, estuve en varias de ellas y pude recibir información de que no solo fomentan la danza, música, ballet, teatro, pintura; sino, que se encargan de publicar las obras de los poetas, escritores y ensayistas, en coordinación con los municipios locales o las oficinas del Ministerio de Cultura.

No me alcanzó tiempo para más. Mi participación como escritor en el XIII Festival Internacional de Poesía de La Habana que se inició el 26 de mayo y concluyó el 1 de junio conspiró contra mi deseo de conocer todo. Sin embargo, me di tiempo para saborear algunas noches, en la bodeguita del medio, el famoso mojito y el ron “habana club 7 años”, junto con Winston Orrillo, Cesar Toro, Vito Apüshana, José Luis Ayala, Ody González y; en el día, beber café negro cada vez que me ahogaba los 38 grados bajo sombra de La Habana. Quise visitar el hotel Ambos Mundos, cuya taberna era el hábitat natural de Ernest Hemingway, premio nóbel de literatura y residente de Cuba; pero, no pude y solo me conformé con visitar, como dije, la “Bodeguita del Medio”, donde, también, solía ir este escritor norteamericano a beberse mojitos y conversar.

Otro día tal vez escriba sobre aspectos políticos de Cuba; quizá también, acerca del XIII Festival Internacional de Poesía de La Habana. Por ahora, termino esta crónica con el recuerdo de mis amigos escritores cubanos y de Guisel la bella estudiante de medicina de ojos negros que nos atendía en el bar Mongseiñeur de la calle 21, y el color verde esmeralda del mar caribeño de La Habana.

La crisis de la universidad peruana

Los parámetros de acreditación de las universidades han sido modificados por la globalización y los requerimientos de los países hegemónicos. Han quedado atrás referentes considerados básicos relacionados con la logística, ratios, infraestructura, proyección social, cantidad de graduados y afines. De acuerdo al ranking mundial 2006 Jiao Tong, Shanghai denominado “Academic ranking of Word Universities 2006” y The Times Education Supplement 2006 de Londres, los criterios técnicos fundamentales de evaluación fueron cinco: a) Sus premios Nobel. b) Sus investigaciones altamente citadas. c) Artículos publicados en las revistas Nature y Science. d) Artículos en el “Science Citation Index Expanded y en “Social Science Citation Index. e) Producción y desempeño académico de los profesores. Los demás indicadores han sido estimados como complementarios.

El ranking es desastroso para América Latina y el Perú: De las cien primeras universidades del mundo 58 son norteamericanas, 33 de Europa, 09 de Asia Pacífico y ninguna de África y América Latina. Entre las universidades más conocidas citamos a Harvard University (USA) en el primer lugar, Cambridge University (Inglaterra) en el segundo lugar, Oxford University (Inglaterra) en el tercer lugar, Massachutts Institute of Technology (USA) en el 4to lugar, Yale University (USA) en el 5to lugar, Beijing University (China) en el 14 lugar, Australian National University (Australia) en el 16, University of Toronto (Canadá) en el 27, Kyoto University (Japón) en el 29, Ecole Polytechnique (Francia) en el 37, Indian Institutes of Technolgy (India) en el 57, Heidelberg University (la primera de Alemania) en el 58, Lomonosov Moscow State University (Rusia) en el 94 lugar y; Pennsylvania State University (USA) en el lugar 100.

De acuerdo al ranking mundial, América Latina aparece recién entre las 200 primeras universidades del mundo con tres universidades: Universidad de Sao Paolo (Brasil) en el lugar 143, la Universidad de Buenos Aires (Argentina) en el lugar 167 y; la Universidad Autónoma de México en el lugar 185. Hasta aquí ninguna universidad peruana aparece ni siquiera en el ranking de las 300 mejores universidades del mundo. Los especialistas han demostrado hasta la saciedad que hay una relación directa entre el PBI, la inversión en investigación y el desarrollo de las universidades. El crecimiento económico es clave para la inversión en universidad e investigación, que deben convertirse en aliadas del desarrollo nacional de un país.

En el Perú se ha creado el SINEACE (Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad Educativa), ley 28740. La ANR está empeñada en llevar adelante este proceso, aunque todavía no hay reglas fijas y se están trabajando con parámetros estandarizados para la región, lejos de las exigencias utilizadas en el ranking mundial. El Dr. Piscoya realizó un estudio piloto en el 2007, cuyos resultados (manejados por la ANR) son los siguientes: Universidad Nacional Mayor de San Marcos en el primer lugar, Pontificia Universidad Católica del Perú en el segundo lugar, Universidad Peruana Cayetano Heredia en el tercer lugar, Universidad Nacional Agraria en el cuarto lugar, Universidad Nacional del Altiplano en el quinto lugar, Universidad del Pacífico en el sexto lugar, Universidad Nacional de Trujillo en el séptimo lugar, etcétera.

No obstante ello, estos datos no debe llevarnos a maquillar la verdadera naturaleza de la universidad peruana porque la evaluación no ha sido exigente ni se ha tomado en cuenta los estándares internacionales de medición. Claro que las realidades y los presupuestos son diferentes, pero, nos pueden servir de referentes. Lo cierto es que el sistema universitario peruano sufre una de sus peores crisis estructurales, con alguna diferencia de gradación entre universidades privadas y estatales. Se trata de una crisis presupuestaria, organizativa y moral que inmoviliza el funcionamiento del sistema como un órgano vivo, dinámico y prospectivo, en cuanto interactúan en ella seres humanos para producir nuevos conocimientos. Hoy en pleno siglo XXI, la universidad, siguiendo los postulados del siglo XIX, supone que su principal función es formar profesionales, convirtiéndose, por tal razón, en una simple fábrica, cuando lo que debe hacer es generar nuevos conocimiento y en ese proceso formar los profesionales que el país requiere para su desarrollo. ¡La universidad que no investiga no es una verdadera universidad! ¡La universidad es lo que publica! Si la universidad no publica, no existe para la sociedad, y menos para la comunidad científica.

La crisis estructural de la universidad peruana tiene como causa principal la falta de un plan estratégico de desarrollo universitario ligado al desarrollo del país y, también, al presupuesto irrisorio que se asigna para su funcionamiento. Los distintos foros y mesas de discusión recomendaron que el Perú destinara a la educación no menos del 6% de su PBI; que anualmente fuera creciendo en un 0.5%. hasta alcanzar el porcentaje recomendado. El Ejecutivo presidido por el Dr. Alan García y el Parlamento Nacional trabajan en sentido contrario. Priorizan gastos relacionados con políticas efectistas e intrascendentes y, recortan el presupuesto de la educación peruana, específicamente, el destinado a la universidad. El recorte en la educación y el sistema universitario es un delito de lesa cultura; sí delito, porque se está incumpliendo la ley y se golpea impunemente al sector pensante de la sociedad peruana. Sin embargo, nada es casual en política. La política neoliberal tiene por objeto convertir al país en una sociedad consumista o consumidora de los productos, insumos, ciencia y tecnología producidos por el capital hegemónico. ¿Qué pasaría si nosotros en lugar de comprar conocimientos nos convirtiéramos en productores de conocimientos? Estaríamos contra los intereses del imperio y eso no puede ser. Con seguridad, en esta respuesta se encuentra la explicación de por qué se recorta nuestro presupuesto. La tendencia del gobierno es privatizar todos los servicios y achicar el rol del estado en la conducción de las actividades estratégicas y complementarias del desarrollo en general. La orientación del gobierno es la privatización del servicio universitario. Ya lo están haciendo: Cerca del 44% del presupuesto destinado a la universidad no proviene del tesoro público, sino de los recursos directamente recaudados. El estado obliga a las universidades a solventar sus gastos vendiendo pescado, pollo, gasolina, pan, torta, etcétera, cuando lo que debe hacer es investigar y enseñar cómo se hace empresa y, no competir deslealmente, con ella. Así, la universidad languidece en sus propias contradicciones y limitaciones, sin bibliotecas actualizadas, sin laboratorios, sin tecnología para el proceso enseñanza-aprendizaje, sin infraestructura suficiente, con profesores mal remunerados y una superpoblación estudiantil desmotivada porque falta trabajo en el mercado.

Por otra parte, la inversión en ciencia y tecnología es un indicador importante que nos dice cuánto se está pensando en universidad e investigación. La inversión debería realizarse directamente en las universidades como fuentes generadoras de nuevos conocimientos o, de manera mixta, por medio de la universidad y una institución administradora de estos recursos, como sucede en el Perú. La inversión mundial para la investigación en el año 2003 fue de 860,000 millones de dólares. En ese mismo período, la inversión para la investigación en el Perú fue de 284 millones. Estados Unidos invirtió 905 veces más que el Perú, Japón 364 veces más, Alemania 178 veces más, Francia 123 veces, Brasil cuarenta veces más y Argentina 7 veces más. Ha pasado cinco años, la inversión en los demás países, incluido Chile, ha crecido considerablemente y en el Perú avanzamos cuesta abajo a pesar del crecimiento económico, que se encuentra sobre el 9%. Los países latinoamericanos y muchos de Europa y Asia envidian este notable crecimiento. Es más, la universidad no ha superado hasta hoy la organización fragmentaria de la producción y difusión del conocimiento, que sigue segmentado por especialidades. Hay una incapacidad generalizada de comprender la verdadera función de la universidad por cuanto la investigación y la formación que efectúa deberían convertirse en herramientas para el diseño y la implementación de las políticas públicas.

Por otro lado, la crisis moral es responsabilidad del Estado y de la misma comunidad universitaria. Privilegiamos nuestros intereses grupales por sobre los intereses de la universidad. Ojalá pudiera tratarse de intereses políticos para combatirlos políticamente. Sería preferible porque se sabría a dónde quieren llevar a la institución, pero, no. En muchas universidades se han enquistado intereses de grupo a nivel de los tres estamentos. Se trata de unas 20 personas a lo más, que se han apoderado del poder de las niversidades. Se encaraman en el poder utilizando las patrañas más censurables donde la calidad académica importa poco. Los estudiantes y los docentes que son los que eligen a las autoridades de la “alta dirección” son objetos de compra-venta, porque sus votos están condicionados a las prebendas y a los pagos con cargos de funcionarios o, computadoras, celulares y asignaciones pecuniarias cuando son estudiantes. Sobre estas “alianzas estratégicas” se levanta una malla invisible de corrupción que todos conocen, pero que nadie se atreve a decir una palabra. Así la universidad peruana se encuentra atrapada en sus propias redes. Los estudiantes y docentes que no participan en las movilizaciones programadas por el gremio de profesores para la defensa de sus derechos son, precisamente, los que no desean el cambio, porque al no cambiar la universidad no cambiará su actual estatus personal y grupal. Es triste decirlo, pero, de esta manera la universidad peruana, a pesar de los esfuerzos de un sector de la docencia, ha perdido gran parte de su valor y su sentido.

Con motivo del aniversario de la Universidad Nacional del Altiplano (2008) se publicó en Los Andes una entrevista al Dr. Lino Aranzamendi Ninacóndor, autor del libro “Diseño y proceso de la investigación jurídica” (Lima 2005) y coordinador de la Maestría en Derecho de la UANCV. La conversación, entre otros aspectos, subraya una opinión de Aranzamendi, quien afirma que los docentes y estudiantes de la UNA son mediocres. Si tenemos en cuenta los estándares internacionales de medición y el ranking mundial y nacional a los cuales hice alusión anteriormente, no hay por qué enojarse, ni lanzar gritos al cielo. Mediocridad, en concreto, significa medianía, es decir, lo que no está muy arriba ni muy abajo; vale decir, en el Perú, lo que no está entre los cuatro mejores ni entre los cinco peores. Sin embargo, hay que decirlo de una vez por todas, hay profesores más mediocres que otros, de la misma forma que hay universidades más mediocres que muchas. Esto no es un consuelo para la UNA, ya que es menester admitirlo que muchos docentes pierden presencia y piso apenas salen de los linderos de la universidad y no comparten sus conocimientos con la sociedad

Finalmente, debemos destacar que en el último quinquenio las universidades peruanas, nacionales y particulares, han alcanzado niveles académicos de formación docente notables. Hoy, al empezar el 2009, casi el 80% de la docencia en la UNA es magíster y doctor o, magíster, simplemente, lo cual indica una cantidad apreciable de académicos. De esta manera se ha cumplido con la primera etapa de la actualización. Falta que nuestros maestros y doctores sean verdaderamente académicos y se dediquen a la investigación y producción intelectual y se midan, en igualdad de condiciones, con sus pares de otras universidades en programas de pasantía e intercambio de docentes. La obtención de los postgrados no debe quedar simplemente en la obtención. Hay necesidad de que se comprenda que 4 semestres para la maestría y 4 semestres más para el doctorado no son suficientes. Se debe alcanzar un grado de compromiso con la lectura y producción de libros ¿Cuántas horas del día dedica un académicos a la lectura, cuántas horas a la investigación y cuántas a la producción de artículos, ensayos y libros? La respuesta nos proporcionará un concepto cabal de lo que somos y de lo que queda por hacer si reconocemos nuestras limitaciones. Lo demás es intrascendente. No importa aquí la universidad que confirió el grado, o que el grado sea antiguo; los académicos se ven en la investigación y la producción intelectual. Importa cómo nuestras investigaciones son citadas por investigadores acreditados, cómo nuestros artículos se publican en las revistas Nature y Science, cómo hacemos para que nuestros ensayos sean aceptados en el “Science Citation Index Expanded y en “Social Science Citation Index. o en cualquier revista peruana indexada, interesa que nuestra producción intelectual y desempeño laboral trasciendan las fronteras de nuestra universidad, importa cómo programamos la educación virtual e-learning a nivel pre grado y post grado con campus virtuales, evaluación on line, y una metodología modular multimedia. Finalmente, estamos conscientes de que la acreditación de las Escuelas Profesionales, Facultades y la propia Universidad puneña tendrá que hacerse bajo los parámetros de la Región. Pretender acreditarnos con los criterios establecidos por estándares asiáticos, europeos o norteamericanos es simplemente una utopía. Para llegar a la cuarta parte de la acreditación de estas universidades necesitaríamos dejar sin presupuesto a la defensa nacional, educación, salud y otros servicios. Oiga: Nunca es tarde para autorregularnos, cambiar de actitud y avanzar con pie firme.

BIBLIOGRAFÍA:
1. Institute of Higher Education (2006), Academic Ranking of Word Universities de la Shanghay JiaoTong University, Shanghay.
2. The Times Education Supplement ( 2006) Universidad de Londres.
3. Asamblea Nacional de Rectores (2006,2007), Documentos oficiales, Lima
4. Flores Arocutipa, Javier y Guevara Gómez Hilda (2007) “Sociología de la Educación Superior (Paradigmas y Realidad), Tacna.