sábado, 10 de julio de 2010

BESO DE LLUVIA O LLUVIA DE LUCEROS

Escribe: Feliciano Padilla

Un fenómeno extraordinario acaba de ocurrir en la altiplanicie. Se trata, de veras, de una lluvia de luceros como nunca antes había sucedido en la historia de Puno. Para la gestación de este milagro fue necesario la conjunción de varios elementos: CARE Perú, Comisión Europea, Ministerio de Educación y de José Luis Velásquez Garambel. Este último, en su calidad de núcleo de aquellas fuerzas centrípetas que, en julio del 2008, lograron publicar “Beso de Lluvia” – Literatura Puneña- , impresa en los Talleres Gráficos de Corporación Merú de la ciudad de Puno, editada en dos volúmenes de 576 p., de 29 x 25 ctms y, portada y contraportada a todo color; con fotografías, ilustraciones, pinturas y páginas, también, a todo color.

Finalmente sucedió lo que tanto esperábamos y lo consiguió José Luis Velásquez, un joven investigador egresado de la Universidad Nacional del Altiplano, catedrático de la misma, maltratado tantas veces por el centro de estudios que lo formó, tanto a nivel de pre grado como de post grado. ¡Y sorpresas te da la vida! Ahí está este joven ofreciéndonos libros importantes, producto de sus investigaciones, de modo permanente. Si solo el 20% de los tantísimos maestros y doctores que tenemos en la Facultad de Ciencias de la Educación (desconozco lo que se hace en otras Facultades) hiciera el 50% de lo que hace este profesor estaríamos enrumbando la universidad por un camino seguro hacia la acreditación académica. Pero, ese es otro tema. Retornemos a “Beso de Lluvia”,

Los volúmenes que comentamos abordan la literatura puneña concebida como un proceso donde todos los componentes de distinta índole (oralidad, escritura, poesía, cuento, relato, novela, etcétera) no se enfrentan unos con otros, sino que se concatenan para construir la gran literatura puneña y el espíritu que la sustenta, lo que muchos investigadores, llaman puneñidad, tan necesaria para conocer y amar lo nuestro, en tanto que, solamente conociéndonos de manera adecuada, seremos capaces de respetar y querer la literatura de Oriente u Occidente. La puneñidad, concebida lejos de todo chauvinismo barato, es la clave para consolidar nuestra autoestima y con ese bagaje utilizar todo aquello que viniendo de Europa o de Medio Oriente (por citar dos espacios) sirva a nuestro desarrollo. Para empezar, diremos que “Beso de Lluvia” ha sido fecundado por este sentimiento y estos ideales.

Anteriormente, hubo varios esfuerzos individuales de parte de estudiosos de la literatura regional, que publicaron estudios sobre el tema, siendo los más conocidos: Moisés Yuychud (Ensayos literarios -1913), Alfredo Macedo Arguedas (Antología de las letras puneñas – 1949), José Portugal Catacora (El cuento puneño – 1955), Manuel Suárez Miraval (Poesía indigenista – 1959), Juan Luis Cáceres Monroy (Tres representantes de la poesía indigenista – 1974), Samuel Frisancho Pineda (Antología de la poesía puneña y Antología del cuento puneño – 1978, 1980), José Luis Ayala (“II Festival del Libro Puneño” que incluye Antología de la poesía y Antología de la narrativa puneña – 1987), Omar Aramayo (Antología de poesía puneña – 1999), Feliciano Padilla (Antología comentada de la literatura puneña – 2005), Percy Zaga Bustinza (Literatura puneña – 2008), Wálter Bedregal (Aquí no falta nadie – 2008). Sin embargo, hay que reconocerlo, al margen de la calidad que pudieran ofrecer algunos de los anteriores estudios, esta es una edición de lujo donde se ha invertido probablemente 30 ó 40 veces lo invertido en las publicaciones de literatura regional citadas líneas arriba.

Los libros, tal como estaban destinados en el proyecto, han sido distribuidos de forma gratuita a todas las instituciones educativas de la Región, para uso exclusivo de profesores y alumnos. Lamentablemente es poco conocido en los centros académicos y entre los lectores de las ciudades de Juliaca y Puno. Los medios de comunicación, llámense radio, televisión o periódicos, no los han publicitado por no haber accedido a ellos. Tampoco tenemos seguridad de que las Universidades donde hay Escuelas Profesionales de Literatura como son San Marcos, La Católica de Lima, Villarreal y San Agustín, los tengan. Hubiera sido de desear que la distribución, que no depende del autor de la selección, sino, de las instituciones auspiciadoras, hubiese tenido un criterio más abierto, a fin de que esta obra sea conocida en el país.

“Beso de Lluvia” se presenta en dos tomos. El tomo I comprende mitos, leyendas y relatos pertenecientes a la literatura oral y; termina con la exposición de relatos, cuentos y novelas de la literatura puneña escrita en español. La literatura oral nos exige algunas reflexiones en tanto y en cuanto está vinculada íntimamente a las raíces de nuestra cultura. Ella refleja, en gran parte (tenemos también lo que nos trajo Occidente), nuestro modo de concebir, pensar y ser. En algún trabajo afirmé que los mitos, las leyendas y los relatos orales representaban una racionalidad, vale decir, una forma de concebir y representar el mundo, tan familiares con nuestros niños aymaras y quechuas de las comunidades. Es más, si se tiene en cuenta su función social, se comprobará sin mucho esfuerzo, que estos discursos e imaginarios forman a los niños altiplánicos en los valores reverenciados por dichas comunidades, tan distintos de los que corresponden a otra culturas, particularmente, a la cultura occidental convertida, desde la colonia, en la esencia de la educación básica y superior peruanas. Cualquier texto refleja las dimensiones teleológica (fines) y axiológica (valores) de la cultura que lo produce. Si los educandos de las comunidades amazónicas y andinas hubiesen sido “medidos” en lectura con textos de sus propias culturas, con seguridad, las calificaciones más bajas de comprensión lectora no se habrían concentrado en estas zonas. No debemos olvidar que, a esas edades tempranas, los alumnos están más dispuestos a querer y comprender todo aquello que concierne a su vida y a su contexto.

No tengo dudas de que el libro servirá mucho en la educación de nuestros niños. Como dice Marina Figueroa Díaz en la presentación de estos volúmenes: “Los maestros podrán utilizar las obras presentadas en el presente libro para el desarrollo de sus actividades de aprendizaje. Así, por ejemplo, los mitos para explicar la historia de los pueblos andinos, es decir, los hechos sociales, políticos y religiosos que se han dado en espacios tiempo históricos específicos...” . Y no solo eso, la literatura oral expresa también nuestra forma de reflexionar sobre el mundo, sobre el ser y el conocimiento. Y eso es filosofía o runasofía, o haqhisofía (si lo desean), que los de “afuera” llaman cosmovisión andina. De modo que, estos textos más que los que pertenecen a la novela o a los cuentos escritos en español, nos remiten a nuestra raíz y están en concordancia con el Nuevo Proyecto Curricular de la Región Puno que aboga por una educación intercultural y la descolonización mental o ideológica.

La segunda parte de este volumen que contiene cuentos y novelas escritos por puneños desde los primeros años de la República hasta nuestros días es una buena selección y, con seguridad, ayudará a fortalecer la autoestima de los niños y a consolidar su identidad. Esta selección presenta a los clásicos, es decir a aquellos que no pueden faltar en una muestra que se precie de rigurosa; pero, también nos muestra textos desconocidos de autores puneños que los anteriores trabajos obviaron sea por algún criterio de calidad o por desconocimiento. Cualquiera fuere el caso, el libro nos permite completar la información que se tenía de literatura regional. Se encuentran seleccionados los textos de Emilio Romero Padilla, Mateo Jayka, Román Saavedra, Vicente Achara Vargas, Luis Gallegos Arriola, Omar Aramayo y otros, cerrando con los narradores jóvenes Christian Reynoso y Javier Núñez, cuyos textos son el resultado de todo un proceso de construcción de la narrativa puneña.

El volumen II contiene poesía, teatro y ensayo, de lo mejor que se ha producido en Puno. La primera parte, como era de esperarse, presenta cantos aymaras y quechuas (poesía) tomados de las versiones de Yamqui Santa Cruz Pachacuti y Huamán Poma de Ayala, aparte de versiones de poetas del siglo XX. Luego, el libro hace un recorrido ameno por el camino luminoso de la poesía escrita en español que, en calidad e intensidad, es de los mejores que hay a nivel nacional e internacional. Naturalmente, están los miembros del Grupo Orqopata (Arturo y Alejandro Peralta, Luis de Rodrigo, etcétera), Dante Nava, Carlos Oquendo de Amat, los poetas insulares o no agrupados (Jóspani, Jorge Flórez Áybar, Vladimir Herrera y otros), los miembros del Grupo Carlos Oquendo de Amat (José Luis Ayala, Omar Aramayo, Gloria Mendoza, Serapio Salinas, Percy Zaga), los poetas de la generación del setenta (Alfredo Herrera, Boris Espezúa y Lolo Palza) y; los poetas de las generaciones actuales que vienen desde Simón Rodríguez y cierran con Filonilo Catalina (Luis Rodríguez Castillo) y Glinio Cruz. En teatro es poco lo que se ofrece y en ensayo cabe destacar los trabajos de Wálter Paz Quispe, con “El discurso transgresor y erótico en la fiesta de Puno”; Dorian Espezúa Salmón, “EE o demasiado ser el otro” y; Bladimir Centeno Herrera, “La búsqueda de una expresión poética andina”.

No puede finalizar este comentario si no resalta la calidad del trabajo en cuanto a selección, la propiedad de los textos, el diseño y la presentación física a todo color del libro. Subrayamos una vez más el trabajo mancomunado de la señora Marina Figueroa Díaz, representante del Proyecto Kawsay de CARE Perú y de José Luis Velásquez Garambel, profesor contratado de la UNA, que hicieron posible la publicación de esta gran obra. Seleccionar es siempre una responsabilidad que todo investigador carga sobre sí. Desde mi perspectiva me parece que ha primado un criterio crítico, sistémico-racional y cronológico. Algunos escritores que presumen de críticos habrían deseado que el autor maneje un discurso de “alto nivel” en la redacción de las notas explicativas y de la introducción, ya que una orientación didáctica, dizque rebaja la calidad de una apreciación literaria. Todo depende del destinatario. Si escribimos para dos críticos, cuya calidad todavía está en duda, usemos discursos de “alto nivel”, de naturaleza ambigua, oscura y, hasta cierto punto, esotérica; pero, si escribimos para maestros y alumnos y para lectores de carne y hueso como yo, no hay nada mejor que usar un discurso simple, claro y coherente. Es probable que las preferencias del autor divida la opinión de las personas; entre tanto, estos libros vienen siendo utilizados en las Instituciones Educativas de la Región. Eso es lo que vale. Quizá, más tarde, podría complementarse esta información con mesas redondas o seminarios para profesores, donde se hagan análisis hermenéuticos de los distintos textos presentados en la obra.

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