lunes, 19 de julio de 2010

DEVELANDO "DÍAS SECRETOS"

Escribe: Feliciano Padilla

Luego de una lectura atenta de la obra “Días Secretos” de Bladimiro Centeno Herrera, publicado por Ornitorrinco Editores de la ciudad de Lima, se debe remarcar un hecho que, quizá conozcan pocas personas y que puede convertirse en algo aleccionador para quienes vivimos en una región diglósica; vale decir, en un espacio donde funcionan más de tres lenguas (si consideramos nuestra zona de selva) con hegemonía de una sola: la española.

Bladimiro Centeno, según nos confiesa, es hablante del aymara. El español es para él, una segunda lengua que empezó a aprender cuando fue a la escuela. Su aprendizaje fue, como para todo niño aymara, difícil, prolongado y doloroso. En una sociedad que honra y celebra el buen uso del castellano, tanto a nivel de la escritura como de la oralidad, Bladimiro llevó sobre sus espaldas el estigma de sus interferencias lingüísticas durante todo el lapso de sus estudios en la escuela, el colegio y la universidad. Si aclaramos que estudió en la Universidad de San Agustín, se deducirá fácilmente los sufrimientos que padeció; pero, también, los enormes esfuerzos que debió realizar Bladimiro para resistir y superar sus falencias. Sin embargo, nunca se amilanó. Estudió y practicó el doble o el triple de lo que hacen las personas sin estos problemas. Cuando digo practicó, resalto el hecho de que nunca perdió la oportunidad de escribir y hablar, porque es hablando que se aprende a hablar de la misma manera que escribiendo se aprende a escribir.

Ahora, en este libro de cuentos, Bladimiro Centeno se nos presenta como una persona que domina la lengua española. Sus párrafos se acogen a las exigencias de la textualidad: coherencia y cohesión. Coherencia en la dimensión lógica de la concatenación de las ideas y la adecuada articulación de los conceptos. Un texto es coherente si en él encontramos un desarrollo proposicional lógico, es decir, si sus proposiciones mantienen una estrecha relación lógico-semántica. La cohesión, en cambio, se refiere a la estructuración de las frases con uso de todo tipo de medios cohesivos; tiene que ver con la manera como las palabras, las oraciones y sus partes se combinan para asegurar un desarrollo proposicional.

Con este preámbulo, escudriñemos el libro “Días Secretos”. Primero trataremos de demostrar la unidad temática de los textos, haciendo referencia a las historias que recrean los relatos. El libro contiene doce cuentos: El retorno, Zona secreta, Mundo de cristal, La fotografía, La broma, El viaje, Vanesa, La llamada, La corrida, Bajo la ventana, La promesa y El color de las piedras. Daremos cuenta de algunos de ellos.

“Zona secreta” es el segundo cuento del libro. Se trata de una historia de amor clandestino entre Celia y un personaje impersonal que es el propio narrador del relato. Él es casado y ella una estudiante universitaria que está por irse a la capital gracias a que ganó una beca anual. Luego de bailar en la discoteca ingresan al hotel Los Andes, que es una especie de nidito escondido o zona secreta de estos amantes. Hay una descripción más interior que exterior de la unión fogosa de los cuerpos, que se repite en la madrugada. En los momentos fatigados que vienen después de los orgasmos, cada uno hace un recorrido rápido sobre esta historia de amor. Él, naturalmente pensando en los días intensos que seguirán a esta noche y ella tomando una decisión sobre su exacta situación de mujer. De pronto, ella le dice que se irá ese mismo día para gozar de la beca que ganó. Él, no puede reprobar esta decisión y le propone visitarla frecuentemente. Celia le contesta que no, que todo terminó porque no cumplió su promesa de divorciarse. No puedo, mis hijos son todavía pequeños; cuando crezcan un poco, decidiré, le responde. Eran las nueve de la mañana cuando salieron del hotel Los Andes. Para un taxi. Celia coloca sus pertenencias en el carro. El narrador le dice que así no puede terminar una historia de amor tan hermosa. Ella, despidiéndose y mientras arrancaba el chofer, le responde: Así terminan los amores cobardes.

“Mundo de cristal” trata de los amores clandestinos de dos catedráticos: Ana y Carlos, quienes asistían con cierta frecuencia a congresos académicos realizados en la capital. Uno de estos eventos terminó en la cama de un hotel. A partir de esa noche se narra historias fantásticas debido a que la comprensión entre ambos era perfecta. Esta noticia corría el riesgo de convertirse en escándalo dentro de la universidad; pero, ellos no estaban dispuestos a malograr su prestigio. Por eso tomaron una determinación amigable y ahora se despedían uniéndose por última vez en un hotel. A la mañana siguiente, Carlos abandona el hotel triste, pero liberado de responsabilidades y del peso que significaba llevar en la conciencia esa conducta traidora con su esposa. Va directamente a casa donde cuenta la historia de un viaje ficticio y fatigoso. Encontró a su esposa ocupada en los quehaceres del hogar. Le dio pena su mujer y se acomidió para ayudarla a bañar a su hijita y, al momento de hacerlo le rozó las rodillas con las nalgas y ella respondió con coquetería. Entonces se apresuraron y terminaron de bañar a la nena y la enviaron al patio con pretextos. Luego, ingresaron raudamente al dormitorio; ella se montó sobre él sin ningún preámbulo y al poco rato estaban ella con el rostro enterrado en el cuello del marido y él abrazándola por la cintura. Terminaron y ella se fue a seguir trabajando las tareas domésticas. Carlos, en cambio fue a buscar calma en la azotea a donde llevó una silla y una novela cuya lectura había interrumpido el día anterior. Se dio cuenta que lo cotidiano violentaba tremendamente las emociones y los sentimientos; por eso, no tuvo más remedio que refugiarse en otro mundo de cristal, cuyos incidentes amorosos narraba la novela que leía.

“Vanesa” es el séptimo cuento del libro. Trata de la historia de una prostituta llamada Vanesa que, debido a que encontró un cliente enamorado hasta el tuétano, desea abandonar el vicio y aceptar la propuesta de Felipe: casarse con él y viajar lo más lejos de esta ciudad, donde no conozcan su historia y donde él pueda protegerla con su sueldo sin que ella tenga necesidad de vender su cuerpo. Mientras espera a Felipe se sienta en la banca de un parque donde se habían citado y recuerda las circunstancias que la llevaron a seguir esta vida de vergüenza y dolor. Vanesa era bellísima y joven. Había tomado la decisión de salir de este ambiente porque ya no soportaba cómo la miraban por las calles; cómo la olían, como si en lugar de llevar sobre su vestido el aroma de los perfumes que usaba, percibieran más bien el olor de los hombres con quienes dormía. Se encontraba destruida y su encuentro con Felipe fue su tabla de salvación. Por eso, a pesar de los consejos de sus compañeras del “Sirenitas” había tomado esta decisión. Esperaba ansiosa e insegura la llegada de Felipe. Finalmente vio que su hombre ya daba la vuelta para ingresar al parque. Cuando se miraron de lejos con los rostros exultantes de felicidad, Vanesa tuvo tiempo de expresar mentalmente: No soy una puta, ahora. Te ofrezco este corazón limpio, esta excitación sana de mi cuerpo y mi sexo purificado por tu cariño. Pero, las chicas tienen razón en algo: “El dolor más grande para una mujer es vivir al lado de un hombre amado con la marca de una puta en la frente”.

“La llamada” es el octavo cuento del libro que recrea la historia de Brenda, una universitaria arequipeña, muy citadina, guapa y discriminadora de lo andino. Y en la contraparte, la de Pedro, un estudiante puneño de rasgos andinos que, merced a su nivel académico, su compañerismo logra la amistad de Brenda. Una noche, luego de participar juntos, seguramente, en alguna actividad universitaria, se dan tiempo para ingresar a un bar. Brenda le dice: “Nunca me había imaginado tomando contigo”, al tiempo que miraba su rostro cetrino y sus pómulos prominentes. “En la universidad conocí algunos como tú, pero, me limité a saludarlos ocasionalmente”, prosiguió. Pedro respondió: No me extraña. No nos tenemos buen aprecio entre peruanos. Y fue el comienzo de una conversación amistosa y extensa, aunque no amorosa, porque Pedro sabía de antemano que perdería tiempo. Las cervezas iban y venían hasta tarde la noche. Entonces, Pedro le informó que eran las 11. Brenda consultó su reloj y confirmó la noticia y respondió: Si es así, nos vamos. Estaban relativamente ebrios y cuando Brenda subía al taxi en dirección de su casa, Pedro se animó a lanzarle una iniciativa, pensando en que quizá la muchacha estaría en sus cinco minutos de debilidad: ¿Te acompañó a tu cuarto? Como lo había pensado: se equivocó, porque Brenda le respondió: No te preocupes e hizo un adiós con la mano. El muchacho, también, se fue a su habitación y estaba sobre la cama pensando si alguna vez sería capaz de conquistar el amor de Brenda y cómo vencer esa brecha de discriminación y distanciamiento insulsos. Ya cuando estaba por coger el sueño lo despertó el timbre del celular. Respondió rápidamente. Era Brenda y se animó a preguntarle: ¿Qué pasó, llegaste bien, te ocurrió algo? Brenda le contestó. Llegué tranquila, te quería pedir disculpas por esta noche, creo que me porté como una estúpida ¿Me disculpas? Me peleé con mi novio y me puse muy sensible. Pedro le contesta: No te preocupes. Son cosas que pasan. Eran ya la una y cuarenta. Entonces, Brenda le propone: ¿Quieres venir a mi casa? Tengo unas botellas de vino y algo más para compartir contigo. ¿Quieres que vaya a tu habitación?, le responde Pedro, sorprendido. Brenda le contesta que sí, que lo espera. Entonces Pedro, confundido le propone: ¿Por qué no hablamos mañana? Y Brenda no tiene más remedio que exclamar: ¿Mañana? ¿Mañana? ¡Anda vete a la mierda tú y tu mañana! Y colgó el teléfono violentamente.

Los demás cuentos son también historias de amores encubiertos que convierten al libro en una obra orgánica. Ciertamente pertenecen a la ficción creadora de Bladimiro Centeno, pero que no están exentos de no ser parte de nuestra propia realidad. Al leer los cuentos, muchos de nosotros nos encontraremos con nuestra vida presente o pasada, porque no son historias que se viven en otro mundo, sino en este donde habitamos en medio de penurias y alegrías, construyendo historias conocidas o disimuladas, en tanto somos seres de carne y hueso y, de espíritu imperfecto.

Bladimiro es un buen narrador. Usa en los textos, la primera, segunda y tercera persona según los requerimientos de sus cuentos. Utiliza otras técnicas más como el flash back, el raconto, el comienzo a media res, con notable pericia. Apela al erotismo sin llegar a la pornografía y un humor muy medido sirve de atmósfera a los cuentos. El lenguaje es tierno, nostálgico, reflexivo en muchos pasajes, expresado por voces distintas que van combinando adecuadamente la descripción del espacio interior con la descripción física de los personajes y de los escenarios. Voces distintas que recorren, también, distintas historias de amores clandestinos, que hablan de remembranzas, llamadas telefónicas que desconectan la posibilidad de amar, reportes de suicidios, de conductas sexuales liberales en el caso de universitarias y catedráticas y, la construcción de mundos ficticios donde los personajes padecen procesos de enajenamiento e inseguridad como resultado de la modernidad (entiéndase como sinónimo de deshumanización) que impone el desarrollo de la globalización y la construcción de la “aldea global”. De esta manera, Bladimiro Centeno corre la cortina de un ecran imaginario y nos enfrenta con un mundo poético hecho de trampa y frustración, recurriendo mayormente a la descripción del paisaje interior. Creo que la temática que aborda y la descripción del paisaje interior son aportes suyos a la narrativa puneña. Es bueno aclarar que estos rasgos, aunque de modo disperso, ya se observaban en otros escritores.

Por lo demás, el libro es excelente, escrito por alguien que posee un aparato teórico aprendido, seguramente, durante su formación literaria a nivel de pre y post grado y, en los talleres de narrativa que solía organizar la Universidad de San Agustín.

sábado, 10 de julio de 2010

BESO DE LLUVIA O LLUVIA DE LUCEROS

Escribe: Feliciano Padilla

Un fenómeno extraordinario acaba de ocurrir en la altiplanicie. Se trata, de veras, de una lluvia de luceros como nunca antes había sucedido en la historia de Puno. Para la gestación de este milagro fue necesario la conjunción de varios elementos: CARE Perú, Comisión Europea, Ministerio de Educación y de José Luis Velásquez Garambel. Este último, en su calidad de núcleo de aquellas fuerzas centrípetas que, en julio del 2008, lograron publicar “Beso de Lluvia” – Literatura Puneña- , impresa en los Talleres Gráficos de Corporación Merú de la ciudad de Puno, editada en dos volúmenes de 576 p., de 29 x 25 ctms y, portada y contraportada a todo color; con fotografías, ilustraciones, pinturas y páginas, también, a todo color.

Finalmente sucedió lo que tanto esperábamos y lo consiguió José Luis Velásquez, un joven investigador egresado de la Universidad Nacional del Altiplano, catedrático de la misma, maltratado tantas veces por el centro de estudios que lo formó, tanto a nivel de pre grado como de post grado. ¡Y sorpresas te da la vida! Ahí está este joven ofreciéndonos libros importantes, producto de sus investigaciones, de modo permanente. Si solo el 20% de los tantísimos maestros y doctores que tenemos en la Facultad de Ciencias de la Educación (desconozco lo que se hace en otras Facultades) hiciera el 50% de lo que hace este profesor estaríamos enrumbando la universidad por un camino seguro hacia la acreditación académica. Pero, ese es otro tema. Retornemos a “Beso de Lluvia”,

Los volúmenes que comentamos abordan la literatura puneña concebida como un proceso donde todos los componentes de distinta índole (oralidad, escritura, poesía, cuento, relato, novela, etcétera) no se enfrentan unos con otros, sino que se concatenan para construir la gran literatura puneña y el espíritu que la sustenta, lo que muchos investigadores, llaman puneñidad, tan necesaria para conocer y amar lo nuestro, en tanto que, solamente conociéndonos de manera adecuada, seremos capaces de respetar y querer la literatura de Oriente u Occidente. La puneñidad, concebida lejos de todo chauvinismo barato, es la clave para consolidar nuestra autoestima y con ese bagaje utilizar todo aquello que viniendo de Europa o de Medio Oriente (por citar dos espacios) sirva a nuestro desarrollo. Para empezar, diremos que “Beso de Lluvia” ha sido fecundado por este sentimiento y estos ideales.

Anteriormente, hubo varios esfuerzos individuales de parte de estudiosos de la literatura regional, que publicaron estudios sobre el tema, siendo los más conocidos: Moisés Yuychud (Ensayos literarios -1913), Alfredo Macedo Arguedas (Antología de las letras puneñas – 1949), José Portugal Catacora (El cuento puneño – 1955), Manuel Suárez Miraval (Poesía indigenista – 1959), Juan Luis Cáceres Monroy (Tres representantes de la poesía indigenista – 1974), Samuel Frisancho Pineda (Antología de la poesía puneña y Antología del cuento puneño – 1978, 1980), José Luis Ayala (“II Festival del Libro Puneño” que incluye Antología de la poesía y Antología de la narrativa puneña – 1987), Omar Aramayo (Antología de poesía puneña – 1999), Feliciano Padilla (Antología comentada de la literatura puneña – 2005), Percy Zaga Bustinza (Literatura puneña – 2008), Wálter Bedregal (Aquí no falta nadie – 2008). Sin embargo, hay que reconocerlo, al margen de la calidad que pudieran ofrecer algunos de los anteriores estudios, esta es una edición de lujo donde se ha invertido probablemente 30 ó 40 veces lo invertido en las publicaciones de literatura regional citadas líneas arriba.

Los libros, tal como estaban destinados en el proyecto, han sido distribuidos de forma gratuita a todas las instituciones educativas de la Región, para uso exclusivo de profesores y alumnos. Lamentablemente es poco conocido en los centros académicos y entre los lectores de las ciudades de Juliaca y Puno. Los medios de comunicación, llámense radio, televisión o periódicos, no los han publicitado por no haber accedido a ellos. Tampoco tenemos seguridad de que las Universidades donde hay Escuelas Profesionales de Literatura como son San Marcos, La Católica de Lima, Villarreal y San Agustín, los tengan. Hubiera sido de desear que la distribución, que no depende del autor de la selección, sino, de las instituciones auspiciadoras, hubiese tenido un criterio más abierto, a fin de que esta obra sea conocida en el país.

“Beso de Lluvia” se presenta en dos tomos. El tomo I comprende mitos, leyendas y relatos pertenecientes a la literatura oral y; termina con la exposición de relatos, cuentos y novelas de la literatura puneña escrita en español. La literatura oral nos exige algunas reflexiones en tanto y en cuanto está vinculada íntimamente a las raíces de nuestra cultura. Ella refleja, en gran parte (tenemos también lo que nos trajo Occidente), nuestro modo de concebir, pensar y ser. En algún trabajo afirmé que los mitos, las leyendas y los relatos orales representaban una racionalidad, vale decir, una forma de concebir y representar el mundo, tan familiares con nuestros niños aymaras y quechuas de las comunidades. Es más, si se tiene en cuenta su función social, se comprobará sin mucho esfuerzo, que estos discursos e imaginarios forman a los niños altiplánicos en los valores reverenciados por dichas comunidades, tan distintos de los que corresponden a otra culturas, particularmente, a la cultura occidental convertida, desde la colonia, en la esencia de la educación básica y superior peruanas. Cualquier texto refleja las dimensiones teleológica (fines) y axiológica (valores) de la cultura que lo produce. Si los educandos de las comunidades amazónicas y andinas hubiesen sido “medidos” en lectura con textos de sus propias culturas, con seguridad, las calificaciones más bajas de comprensión lectora no se habrían concentrado en estas zonas. No debemos olvidar que, a esas edades tempranas, los alumnos están más dispuestos a querer y comprender todo aquello que concierne a su vida y a su contexto.

No tengo dudas de que el libro servirá mucho en la educación de nuestros niños. Como dice Marina Figueroa Díaz en la presentación de estos volúmenes: “Los maestros podrán utilizar las obras presentadas en el presente libro para el desarrollo de sus actividades de aprendizaje. Así, por ejemplo, los mitos para explicar la historia de los pueblos andinos, es decir, los hechos sociales, políticos y religiosos que se han dado en espacios tiempo históricos específicos...” . Y no solo eso, la literatura oral expresa también nuestra forma de reflexionar sobre el mundo, sobre el ser y el conocimiento. Y eso es filosofía o runasofía, o haqhisofía (si lo desean), que los de “afuera” llaman cosmovisión andina. De modo que, estos textos más que los que pertenecen a la novela o a los cuentos escritos en español, nos remiten a nuestra raíz y están en concordancia con el Nuevo Proyecto Curricular de la Región Puno que aboga por una educación intercultural y la descolonización mental o ideológica.

La segunda parte de este volumen que contiene cuentos y novelas escritos por puneños desde los primeros años de la República hasta nuestros días es una buena selección y, con seguridad, ayudará a fortalecer la autoestima de los niños y a consolidar su identidad. Esta selección presenta a los clásicos, es decir a aquellos que no pueden faltar en una muestra que se precie de rigurosa; pero, también nos muestra textos desconocidos de autores puneños que los anteriores trabajos obviaron sea por algún criterio de calidad o por desconocimiento. Cualquiera fuere el caso, el libro nos permite completar la información que se tenía de literatura regional. Se encuentran seleccionados los textos de Emilio Romero Padilla, Mateo Jayka, Román Saavedra, Vicente Achara Vargas, Luis Gallegos Arriola, Omar Aramayo y otros, cerrando con los narradores jóvenes Christian Reynoso y Javier Núñez, cuyos textos son el resultado de todo un proceso de construcción de la narrativa puneña.

El volumen II contiene poesía, teatro y ensayo, de lo mejor que se ha producido en Puno. La primera parte, como era de esperarse, presenta cantos aymaras y quechuas (poesía) tomados de las versiones de Yamqui Santa Cruz Pachacuti y Huamán Poma de Ayala, aparte de versiones de poetas del siglo XX. Luego, el libro hace un recorrido ameno por el camino luminoso de la poesía escrita en español que, en calidad e intensidad, es de los mejores que hay a nivel nacional e internacional. Naturalmente, están los miembros del Grupo Orqopata (Arturo y Alejandro Peralta, Luis de Rodrigo, etcétera), Dante Nava, Carlos Oquendo de Amat, los poetas insulares o no agrupados (Jóspani, Jorge Flórez Áybar, Vladimir Herrera y otros), los miembros del Grupo Carlos Oquendo de Amat (José Luis Ayala, Omar Aramayo, Gloria Mendoza, Serapio Salinas, Percy Zaga), los poetas de la generación del setenta (Alfredo Herrera, Boris Espezúa y Lolo Palza) y; los poetas de las generaciones actuales que vienen desde Simón Rodríguez y cierran con Filonilo Catalina (Luis Rodríguez Castillo) y Glinio Cruz. En teatro es poco lo que se ofrece y en ensayo cabe destacar los trabajos de Wálter Paz Quispe, con “El discurso transgresor y erótico en la fiesta de Puno”; Dorian Espezúa Salmón, “EE o demasiado ser el otro” y; Bladimir Centeno Herrera, “La búsqueda de una expresión poética andina”.

No puede finalizar este comentario si no resalta la calidad del trabajo en cuanto a selección, la propiedad de los textos, el diseño y la presentación física a todo color del libro. Subrayamos una vez más el trabajo mancomunado de la señora Marina Figueroa Díaz, representante del Proyecto Kawsay de CARE Perú y de José Luis Velásquez Garambel, profesor contratado de la UNA, que hicieron posible la publicación de esta gran obra. Seleccionar es siempre una responsabilidad que todo investigador carga sobre sí. Desde mi perspectiva me parece que ha primado un criterio crítico, sistémico-racional y cronológico. Algunos escritores que presumen de críticos habrían deseado que el autor maneje un discurso de “alto nivel” en la redacción de las notas explicativas y de la introducción, ya que una orientación didáctica, dizque rebaja la calidad de una apreciación literaria. Todo depende del destinatario. Si escribimos para dos críticos, cuya calidad todavía está en duda, usemos discursos de “alto nivel”, de naturaleza ambigua, oscura y, hasta cierto punto, esotérica; pero, si escribimos para maestros y alumnos y para lectores de carne y hueso como yo, no hay nada mejor que usar un discurso simple, claro y coherente. Es probable que las preferencias del autor divida la opinión de las personas; entre tanto, estos libros vienen siendo utilizados en las Instituciones Educativas de la Región. Eso es lo que vale. Quizá, más tarde, podría complementarse esta información con mesas redondas o seminarios para profesores, donde se hagan análisis hermenéuticos de los distintos textos presentados en la obra.

viernes, 2 de julio de 2010

ES SALUD DE PUNO Y LA INSEGURIDAD DE LA SALUD

Escribe: Escribe: Feliciano Padilla / http://www.felicianopadilla.blogspot.com

Últimamente esta institución viene mostrando una serie de falencias que ponen en grave riesgo la salud de sus asegurados. Me parece que la raíz de todos los problemas radica en la categorización del hospital de Salcedo; lo cual tiene implicancias en los servicios especializados, exigua dotación de medicamentos, cantidad deficitaria de camas de hospitalización, cantidad insuficiente de médicos que no se condice con la numerosa población de asegurados, falta de equipos de alta tecnología, etcétera.

A estas debilidades de la institución hay que añadir, ahora, otras de carácter burocrático que empeoran el servicio, ponen de manifiesto la inseguridad de la salud y dañan su imagen como institución. Tenemos, por ejemplo, la instalación de los “famosos módulos” que, seguramente fueron creados para mejorar la calidad del servicio, pero que, en la práctica, crean más inseguridad y deterioran la calidad de la atención. En realidad están reproduciendo lo que antes hacía una ventana de atención y dos cabinas de teléfono en las que los asegurados obtenían sus citas médicas. Las señoritas de estos módulos, además duplican el trabajo que antes se hacía en Farmacia donde existía y existe una base de datos sobre medicinas y sobre atenciones de los pacientes. Significa esto que la presencia de estas servidoras en los módulos implica un gasto que los asegurado no estamos en condiciones de pagar porque son innecesarios. Si agregamos a ello, la falta de educación para atender y el modo cómo responden a los pacientes cuando reclaman sus derechos, se completa un cuadro grave que la dirección y la gerencia deben solucionar en el más breve tiempo. No se puede admitir que ellas contesten indicando que también son aseguradas. Claro, como están trabajando por favor de algún “todopoderoso” un lapso de cinco meses y les descuentan por seguro social, se han convertido, como por milagro, en aseguradas. ¡Qué bonito!

Otro aspecto es lo que sucede en “almacén” o lo que se llame, donde la funcionaria no prevé la dotación de fármacos para los pacientes que reciben tratamiento mensual. He visto llorar de impotencia, por esta causa, a personas de tercera edad, lo cual es imperdonable. Que a mí me traten así, no hay problema porque yo vivo de la venta de mis libros y de mi sueldo de catedrático en la universidad. Puede creerse que escribo esta nota porque tengo ojeriza. No la tengo. Yo guardo mucho respeto a esa institución y expreso mi reconocimiento al servicio que me prestan los médicos y enfermeras. Pero, si hay que hacer un reclamo contra Farmacia hay que hacerlo.

No voy a usar la historia de otro paciente para fundamentar las fallas de “almacén” o lo que se llame; sino la mía, a fin de que las servidoras aludidas tomen acciones judiciales contra mi persona, si hubiere justificación para hacerlas. Yo soy paciente de insuficiencia renal crónica, por tanto, padezco una enfermedad terminal y no puedo subsistir sin medicarme todos los días y sin hacer una dieta adecuada. Me administran valsartán, enalapril y diltiazem para controlar la hipertensión y postergar un poco mi paso a diálisis. La enfermera de “Programas” me entregó mis recetas el día 29 de junio porque ese día debían entregarme mis medicamentos; pero, inexplicablemente no había en farmacia y me programaron para entregarme diez días después. Si no tomo mis medicinas, en dos días estoy con una crisis y recibiendo diálisis o yéndome al cementerio. ¿Es eso seguridad?

Los funcionarios deben prever estos incidentes Y eso pasa con muchos pacientes que tienen que verse obligados a quedarse con la boca callada porque, sino, son víctimas de maltrato de las servidoras. Algo más: Se debe agregar los quince o más días a partir de la llamada telefónica que las señoritas de los módulos nos programan para cualquier atención médica, con grave perjuicio de los pacientes, ya que hasta entonces habrán desparecido los síntomas básicos de las enfermedades estacionarias –claro está- si es que uno no se ha muerto.

La Defensoría del Asegurado debe tomar en sus manos estas falencias que anoto y resolverlas porque es el órgano de apoyo de la presidencia ejecutiva y de la gerencia, cuyo propósito es proteger los derechos de los asegurados y vigilar el cumplimiento de las obligaciones, principalmente, del personal administrativo.

Por otra parte, parece ser que el Hospital II de Puno viene siendo postergado por los funcionarios de Lima en su equipamiento. En otras ciudades se construyen hospitales modernos, se entrega equipos de alta tecnología para detectar cáncer y enfermedades gastrointestinales. Estos equipos van desde resonadores magnéticos, cámaras gamma hasta tomógrafos computarizados y otros que, por ser lego en la materia, desconozco. Es hora de que los asegurados digan algo, que la prensa empiece a trabajar porque Puno merezca lo que tienen otros hospitales de Es salud. Hay mucho más por decir; sin embargo, pongo punto seguido a este tema.