Por Luis Pacho / Víctor Villegas
Extraída de la revista de literatura y otras heterodoxias LETRAS DEL LAGO No 16, año X
I.- LOS INICIOS, EL MAGISTERIO Y OTRAS FACETAS.-
- ¿En qué medida despertaron su interés por la literatura el entorno familiar y social donde nació y se educó?
Yo tenía en Abancay una abuela llamada Alfonsa Miranda que hablaba español y quechua, pero ella tenía la convicción de que el cuento solo podía narrarse en quechua. Era una gran narradora. Yo tendría unos seis a siete años cuando fui consciente de que era una gran narradora. Nos contaba relatos andinos a mí y a mis hermanos por las noches cerca del fogón. Luego, su fama pasó a todos los integrantes de la casa; entonces venían mis tías, mis padres, mis primas y todo el entorno. Después su prestigio de narradora traspasó el hogar y fue a casa de los vecinos. Ellos también venían algunas noches a escucharla.
A mi se me figuraba una maga de la palabra, una diosa de las imágenes, de cuya boca salían wallatas, zorros, cóndores, cuyes, mariposas y gentes de carne y hueso, o mariposas que se trasformaban en doncellas y los cóndores en apuestos jóvenes. Los cuentos de condenados eran también de su predilección, los mismos que me dejaban impresionado, conmovido. Quizá por eso yo quedé con esa afición que después lo convertí en vocación. En la secundaria, un profe, el “Papi” Viladeguth, nos hacía hacer composiciones literarias. A veces yo no cumplía y cuando me sacaba a leer el texto, yo leía un cuaderno con hojas en blanco, pero lo creaba o lo recreaba en ese momento. Entonces me di cuenta que podía escribir relatos. A los 13 años me atraían varias muchachas y escribía poemitas, imitando la literatura española, para mis musas, a quienes les dejaba los textos en sus manos o debajo de sus puertas, según los casos. Cuando estuve en la Universidad del Cusco decidí ser narrador. Estuve entre la poesía y la narración, pero el “Cholo Nieto” poeta nacional cusqueño, y maestro mío de literatura, me orientó por la narrativa.
- Ud., se ha definido como un narrador puneño-abanquino, entre el Titikaka y el Pachachaca, suele decir, ¿cómo asume esa condición?
Hubiera querido nacer en el Titikaka o a orillas del Pachachaca, pero no fue así. Nadie elige el lugar de su nacimiento. Yo nací en Lima porque mis padres en aquel año se encontraban por allá, pero, al año de nacido me trajeron a Abancay y me formé como un niño andino, con su cultura y como hablante del quechua. Recorrí varios pueblos apurimeños junto a mi padre que era policía, a quien, por alguna razón, lo paraban trasladando de un lado a otro. Entonces, cualquier día llegaba a casa y nos decía a mamá Exaltación y a todos sus hijos que éramos tres: ¡Mañana nos vamos a Chalhuanca!, o mañana nos vamos a Chuquibambilla, o mañana nos vamos a Andahuaylas. Yo chiquillo subía a los enormes camiones que nos trasladaban cachivaches y todo. Me dormía en el camino y despertaba en pueblos foráneos que después se convertirían en mis pueblos. Sufría mucho porque éramos una familia trashumante, peregrina.
Posteriormente, estuve en el Cusco 6 años durante mis estudios universitarios y a los 22 años llegué a Puno para trabajar como profesor de literatura en un colegio de Nuñoa. A los 24 años me casé con Amalia Cáceres, una valiente nuñoeña que decidió compartir su vida junto a un foráneo sin futuro conocido. Desde aquella época hasta ahora que cumplo 67 años (desde el 44) aquí en Puno he podido completar mi formación andina, profesional y literaria Este es mi espacio; aquí consolidé mi concepción del mundo y de la vida, aquí están mi esposa, los poetas, escritores y mis colegas. Aquí mi mujer y mis hijos que son puneños, aquí descansan los restos de mi hijo Pável Mijaíl en el Cementerio Laykakota; aquí está mi trabajo, mi vida
Por eso, es para Puno que logré algún mérito si es que lo logré. Siempre estoy atento a todo lo que pasa en Puno e intervengo como puneño en la discusión y solución de sus problemas. Creo que un ser humano no es el del lugar donde nace, sino, del lugar donde se hace, donde echa raíces, asimila sus construcciones mentales de carácter cultural e ideológico. Jorge Flórez-Áybar al comentar mi libro “Calicanto” me dijo que mi corazón estaba partido entre el Pachachaca y el Titikaka. Creo que es cierto, porque los 15 años que viví en Apurímac me dejaron una huella profunda, pero allá nadie me conoce, ni aparezco en sus antologías ni en sus estudios. A mi pedido, aparezco como narrador puneño en todas las antologías nacionales en las que han tenido a bien de considerarme.
- En los años 80’, se dice que Ud., Jorge Flórez y Luis Gallegos, formaron el grupo Titikaka, ¿Realmente fue un grupo, una collera, una agrupación de amigos? ¿De ser así, cuáles fueron sus propuestas?
Fue un grupo interesante que, como ningún otro grupo, nació con manifiestos donde dábamos a conocer nuestra posición sobre la literatura puneña y la literatura nacional. Hicimos la revista Titikaka, no recuerdo cuántos números y; posteriormente sacamos un periódico más orgánico llamado Apumarka donde dimos a conocer lo que queríamos hacer, nuestros ideales estéticos. Yo Guardo un ejemplar de ese periódico Apumarka de aquellos años donde están insertos nuestro programa y nuestros ideales, bajo los cuales organizamos, ya como ANEA, varios congresos, seminarios, conversatorios, cuyos integrantes firmaron nuestros puntos de vista. Un investigador encontraría interesantes discursos de posicionamiento literario, que posteriormente hemos desarrollado cada uno desde nuestra perspectiva. Desgraciadamente Luis Gallegos que era muy mayor y respetado, tenía, para entonces, algunos relatos orales transcritos al francés por los miembros del Instituto Indigenista Peruano. Él creía que nosotros queríamos crecer con su prestigio. Nos lo dijo alguna vez. Y se dispersó el grupo, pero ha quedado el espíritu en muchos de nosotros, particularmente en Vargas Achata, Pacha Jatha Willka, Jorge Flórez-Áybar y mi persona.
- Como docente, Ud., se nombra en Ñuñoa, labora en el Instituto Superior Pedagógico de Puno y en la actualidad en la UNA de Puno, ¿qué nos puede contar de esa experiencia magisterial? ¿Vale la pena ser docente?
Sí, vale la pena ser docente. Si volviera a nacer volvería a ser profesor. Trabajé en Educación Primaria, Secundaria, Superior no universitaria y ahora en la Universidad Nacional del Altiplano donde soy docente de mi Facultad y de la Escuela de Post Grado de la UNA. La Universidad me formó profesionalmente por la exigencia de las actividades académicas que me llevan a estar siempre con los libros y con los conocimientos organizados en Internet. Sin embargo, debo reconocer que la calidad de mis amigos poetas y escritores me ayudaron a formarme y superarme como escritor.
- Sabemos también que ha estado muy ligado a la labor sindical, ¿cuéntenos brevemente esa faceta?
Yo era profesor de Nuñoa y fui elegido delegado del SUTE ante la provincia de Melgar (Ayaviri). Por alguna razón, de allí me pasaron como delegado al Sute regional. Con el tiempo pasé a ser secretario general del Sute regional por dos períodos consecutivos. También fui dirigente del CEN del Sutep en mi calidad de sub secretario de organización. Fuimos dirigentes del CEN del Sutep, dos puneños: Percy Zaga y yo. De ahí me viene mi preparación ideológica porque era un lector desaforado de literatura marxista. Después fui secretario general del SIDESP (profesores de Institutos Superiores Tecnológicos y Pedagógicos) Finalmente, terminé siendo secretario general del SIDUNA (docentes de la UNA) donde luché 20 años por la homologación del docente universitario.
- Se dice que con la post-modernidad han muerto las ideologías y que incluso la historia ha llegado a su fin, ¿Ud., qué piensa? ¿Considera que el socialismo es todavía la alternativa?
La globalización ha creado y reproducido un discurso dando a conocer que el socialismo había dejado de ser vigente después de la caída del Muro de Berlín, de la desaparición de la URSS y después de la revolución post industrial. Se dijo entonces que el único camino era el neoliberalismo económico que esconde una filosofía utilitaria, individualista y pragmática que otorga al mercado todas las prerrogativas para achicar la función del Estado, controlar los precios, los intereses bancarios, todo el flujo financiero de los países hegemónicos a los países del tercer mundo. El mercado no solo hace esto que digo, sino que decide quién trabaja y quién no trabaja, decide la pretendida homogenización de la cultura en su afán de formar al ciudadano universal habitante de la “aldea global”. Ha llegado a imponer expresiones artísticas mediocres que se venden y compran en el mercado. Por eso, la literatura viene banalizándose y convirtiéndose en “chatarra” capaz de ser descartado, porque la post modernidad es el mundo de la chatarra y el descarte. Llega a imponernos gustos a través de una barata sicología conductista. Con decirte que hasta esos feísimos tecnohuayños que cantan Sonia Morales y no sé qué demonios de gente, promocionados por las grandes empresas televisivas y cerveceras del Perú se han impuesto entre los desclasados y alienados que van a emborracharse y a escuchar esa música en enormes escenarios, donde los únicos beneficiarios son los grandes empresarios..
Menos mal hoy podemos demostrar que el “fundamentalismo” tan nocivo para las relaciones interpersonales no solamente se da en la religión y en la política, sino también en la economía. Las transnacionales y los poderes económicos que lo sostienen son “fundamentalistas” y están equivocados porque no son la única alternativa. De lo contrario no estarían sumidos en una crisis económica tan grave que cargan sobre sus hombres desde fines del 2008. Actualmente se encuentran con grandes problemas. Grecia se encuentra sin presupuesto para pagar a sus empleados, Estados Unidos ha pedido permiso al congreso aval para endeudarse por más de 600 billones de dólares y menguar los efectos de su crisis. Hoy mismo, hay en los Estados Unidos, 21 millones de desocupados. La desocupación es una constante en toda Europa. Pensar que las ideologías han muerto sería como pensar que el hombre ha perdido su capacidad de razonar. El socialismo es una alternativa, no sé si con otro discurso, no puedo decir si con otras estrategias, pero sin renunciar a sus ideales de mejorar las condiciones de vida y de trabajo de la humanidad. Y la tendencia es esa. Veamos lo que pasa en América Latina. Los presidentes de los países son “socialistas”, salvo Colombia y Chile. En conclusión, la tendencia hacia el socialismo es fehaciente; las ideologías no han muerto, porque el neoliberalismo, también, es una ideología.
- Ud., integró algunas estudiantinas en Puno, a la vez que fue compositor de letras de huaynos puneños, ¿cómo llegó a esta faceta de su vida?
Bueno, a mí me gustaba la música. En el Glorioso San Carlos donde trabajé algún tiempo se formó una estudiantina y grabamos dos discos de corta duración. Yo escribí las letras de un wayño y pronto me popularicé como letrista. Entonces por mi voz, por mi pericia en la guitarra y por mi afición a la composición pasé a formar parte de la Unión Puno donde grabé dos discos de larga duración. Hice las letras de muchas canciones y, en algunas veces, también la melodía. La melodía, en general, la hacíamos entre todos como en un taller de música.
II.- REPASANDO SU OBRA LITERARIA.-
- Ud., es una de nuestras mayores voces de la narrativa puneña, por su calidad escritural, los libros publicados, los concursos ganados; y, consecuentemente, figura en las antologías más exigentes de la literatura peruana, ¿cómo asume ese papel?
Como un logro colectivo porque yo aprendí a hacer literatura leyendo y conversando con mis amigos poetas y escritores puneños. Claro que hay algo de mi “cosecha” personal; pero, creo que yo no gané; ganó Puno. Yo quisiera que se pensara de esa manera. Mis lecturas posteriores me consolidaron y me nutrieron, pero la base está formada por mi vinculación con Efraín Miranda, Gironzini, el Chuspa Tapia, Mercedes Morales, José Parada Manrique,.Omar Aramayo, Serapio Salinas, Gloria Mendoza, el Cholo Ayala, Jorge Flórez-Áybay, Valdimir Herrera, Alfredo Herrera, Boris Espezúa, Lolo Palza, Luis Pacho. Y sigo aprendiendo todavía con José Luis Velásquez, Edwin Bedoya, Filonilo Catalina, Christian Reynoso. Por todo ello, te repito, lo tomo como un logro colectivo.
- ¿Se diría que su libro La estepa calcinada, pertenece a la edad de piedra de su narrativa?
Creo que sí. Aunque es un libro que quiero mucho porque es mi primer hijo. Y tiene cosas interesantes que ahora que ha pasado tantos años, los vuelvo a leer y me digo: ¡Ah! Ya escribía así. Por lo menos me sorprende el lenguaje que manejaba en aquellos tiempos.
- ¿Cómo trabaja Ud., un cuento? ¿Inicia uno hasta terminarlo o escribe varios cuentos a la vez?
Escribo varios cuentos a la vez. Un cuento nace en la calle, en el trabajo o cuando estoy bebiendo algún trago con ustedes. Nace de algunas cosas que les escucho y, cuando es importante, lo anoto como idea en algún papelito. Luego, en mi casa hago un apunte en mi computadora y está ahí para que alguna vez lo convierta en un relato. Con el tiempo regreso a ese apunte o a otros apuntes que voy convirtiendo en borradores. Ese borrador descansa otro buen tiempo hasta que le doy una primera versión. Y así va pasando hasta llegar a su versión definitiva. Soy muy cuidadoso. Soy cuidadoso incluso con las notas que escribo sin ninguna pretensión. Me fascina trabajar bien la coherencia y la cohesión de los textos.
-¿Cómo ha recibido la crítica su producción narrativa desde Amarillito amarillando, que es una especie de compilación de toda su producción cuentística inicial, hasta Pescador de luceros?
Creo que satisfactoriamente. Estoy conforme con lo que dicen. Y, es un acicate para seguir trabajando.
- Ha incursionado en poesía publicando Pakasqa Takiyniykuna ¿Volvería a escribir otro libro de poesía?
Estoy haciendo un libro de poesía en quechua. Seguí una maestría en Lingüística Andina y aprendí a escribir el quechua, y hablar con relativa corrección. Cuando estoy entre quechua-hablantes me desenvuelvo de modo aceptable. Hace poco me invitaron de la Escuela de Post Grado de la UNA para dictar a los maestristas o maestrandos el curso de Morfosintaxis del quechua. Me llaman a esa Escuela más que a los post grados de mi Facultad. Y esto que soy también M.Sc en Educación Superior e hice un post grado en investigación..
- Todos los cuentos, ciertamente, son como nuestros hijos, sin embargo, ¿alguno le ha dado más satisfacción?
Desde un punto de vista formal, creo que “La gloriosa estirpe de los ojos colorados” y “Réquien por Amadeus” han llenado los ojos de los críticos; aunque Ricardo González Vigil me ha antalogado con “El Tuku Villegas”. Por ahí vamos, pero yo me quedo con “Manuela Inmortal”
- Uno de los cuentos que más hemos celebrado es Manuela la inmortal, ¿para escribirla, se ha valido de algún hecho real?
Todas las creaciones literarias siempre vienen de la realidad, pero después se convierten en ficción por medio de la condensación y el desplazamiento, y cuya esencia es la fabulación. “Manuela Inmortal” está basada en la vida de una matrona nuñoeña, hacendada con mucho poder y mucha simpatía. Claro que a ella no le pasó realmente lo que sucedió con Manuela en el cuento. Gran parte de su historia se la inventé, así como la trama donde se entierra el ataúd de doña Manuela en otro féretro que ella había mandado adquirir del Cusco. La situación del nieto está ahí para avivar la intriga y hacer que termine su enfermiza ambición en la derrota de este personaje que acaba sin habla y en estado de shokc por la fuerte impresión
- Después de su novela Aquí están los Montesinos, ¿pretende escribir una novela con temática puneña? ¿Tiene en proyecto escribir otro libro de cuento, tal vez, un estudio sobre literatura puneña?
Hace dos años que estoy escribiendo una novela puneña basada en la ascensión de una clase emergente en Puno, generada principalmente por la migración de campesinos hacia la ciudad, donde nosotros nos hemos educado, nos hemos insertado a la economía formal o informal y vivimos aquí. Esos migrantes o sus hijos han llegado a empoderarse en una urbe vanidosa, aristocrática, apropiándose de su economía, asumiendo sus alcaldías, los puestos claves de la administración pública, la universidad, los centros de cultura. Entre tanto la gente de esas antiguas familias, salvo excepciones, viven del pasado, sueñan con ese Puno que se fue, con ese Puno donde las familias aristocráticas, hacendadas todas ellas, iban al teatro, asistían a bailes fastuosos, escuchaban conciertos de orquestas que llegaban de La Argentina y Bolivia. Ahora, sus calles se han afeado por “nuestra culpa”, sus normas han cambiado, las relaciones sociales tienen otros componentes. Algo peor, su lago azul se ha contaminado. Para ellos el mundo puneño anda patas arriba. Y en mucho de ello tienen razón, solo que hay que afrontarlo en las nuevas circunstancias que vivimos Esa es la novela que estoy escribiendo, que ya la terminé, pero, que me está costando mucho tiempo acabarla adecuándola a las técnicas más pertinentes. A veces pienso que la estoy malogrando. Por su parte, los cuentos siguen su curso creativo como ya te conté anteriormente..
III.- LA LITERATURA ANDINA Y CRIOLLA.-
- Ud., se inscribe en una corriente que hoy ha venido a llamarse literatura andina, ¿Ud., cree realmente que estamos en ese periodo? ¿En todo caso, suscribe la periodización propuesta por Jorge Flórez Áybar?
No. No soy partidario de las periodizaciones porque son muy esquemáticas. Pero sí creo que vivimos la época de la narrativa andina que está lejos de ser una literatura indigenista o neoindigenista. Lo indio recreado está en el alma, pero en ese ámbito se ha insertado por las leyes sociales de los procesos culturales otros elementos como el que proviene del componente cristiano-feudal (nuestras fiestas patronales con todos sus elementos y las relaciones semiserviles que todavía existen) y, finalmente, todo aquello que ha llegado a ser nuestro con la penetración del capital, así como con nuestra formación académica desde el jardín de la infancia hasta la universidad. Nuestro mestizaje es complejo, pero la matriz es andina. En literatura nos ha llegado la modernidad y la postmodernidad, pero ello no nos conmina a abandonar nuestra condición humana de andinos.
Sin embargo, cuando un escritor solo privilegia lo formal, se reproduce los paradigmas del “otro” y se hace una literatura banal que roza la superficie sin tocar la profundidad. La profundidad y la representación de la condición humana es la naturaleza de la buena literatura.
- Se habla de la dicotomía occidental- andino, criolla-andina, cuyo clímax alcanzó su mayor pico luego del Congreso de narrativa peruana llevada en Madrid, España el año 2005, ¿según Ud., existe esta dicotomía? ¿Cuáles serían las características de cada uno de estos flancos?
No existe. Es una tontería. Cada quien escribe de acuerdo a su idiosincrasia. Reproduce en sus textos las construcciones mentales y cognitivas de su entorno, de su cultura. Los escritores de la región de Lima no podrían hacer con solvencia una literatura como se hace en otras regiones andinas. Lima también es otra región. Lima me agrada mucho. Me siento contento cuando estoy en Lima; gozo de sus peñas donde escucho música criolla que los limeños ya no escuchan, me alimento de sus comidas criollas y leo su literatura que es buena, como leo también con mucha fruición espiritual literatura norteamericana, alemana, francesa, irlandesa, rusa, italiana, etcétera. Nada es mejor. Todo responde a sus propios parámetros. Menos mal, que los narradores y poetas provincianos son hoy por hoy mejores narradores y poetas que los limeños, salvo Fernando Ampuero, Toño Cisneros, Alonso Cueto y algunos más, cuyos nombres no vienen a m i memoria en este momento..
- El proceso de mestizaje, ¿no ha borrado estas fronteras?
El proceso de mestizaje se ha producido más en las zonas andinas, amazónicas y afroperuanas que en Lima aristocrática. Este proceso no ha “borrado” en nosotros estas fronteras. Se ha integrado a nuestra forma de pensar, de vivir, de ser y convivir. La occidentalización está en nosotros, pero la matriz es esencialmente andina porque nos remite a nuestras raíces.
- Sin embargo, algunos críticos y estudiosos jóvenes de la literatura en Puno, han señalado que muchos de estos narradores llamados andinos, aún estarían por la onda neoindigenista, ¿Ud., qué opina?
Hay una maestría provinciana de literatura que está formando mal a sus egresados. Reproducen un discurso postmoderno que no da importancia al ambiente ni a los personajes prototipos, de modo que, la narración puede ocurrir en cualquier lugar del mundo, los personajes son impersonales y pueden ser esos “ciudadanos de la aldea global” que está formando la globalización. Sin embargo, tenemos ahora a Teum Van Dij, Daniel Cassany y otros fundadores del análisis del discurso que dejan sin piso a esos teóricos, ya que los textos sean del acto del habla y de los textos literarios que también son actos comunicativos, reflejan las representaciones o construcciones mentales y cognitivas de su cultura, de su contexto social. Los discursos tienen que ver con la relación interpersonal entre jefe/subordinado, hombre/ mujer, adulto/ niño, gobernante/gobernado. Vale decir, los textos expresan dichas construcciones y relaciones de poder. ¿Un norteamericano podrá reproducir en sus discursos nuestras representaciones socioculturales? ¿Y por qué nuestros escritores se esfuerzan por reproducir aquellas construcciones con las cuales no tienen ninguna vinculación cultural, salvo por los libros que leen? Hace tiempo Cabrera Infantes dijo que la literatura que tiene por personajes a indios o aborda los problemas del indio, no es literatura moderna. Julio Cortázar al discutir con Arguedas también utilizó los mismos argumentos, aunque después se corrigió.
Sin embargo, es cierto que los indios no son personajes obligatorios de nuestros cuentos o novelas. Ya el indigenismo como escuela pasó, incluso todavía desde la época de José María Arguedas. Igual pasó con el neoindigenismo. Pero de ahí, venir a hablar pestes acerca de esta clase de novelas o cuentos es otra cosa. La pregunta es ¿Cómo hará su literatura un nuñoeño que ha salido poco a las ciudades cosmopolitas? Quizá todavía hable del indio o aborde su problema, porque es su mundo. ¿Y quiénes somos nosotros para rechazarlos a nombre del canon? ¿Qué derechos tenemos de hacer eso con ellos? Esa es una pregunta que no puedo contestarme. Y hasta me parece que estamos actuando como algunos arequipeños que solamente consideran literatura lo que hace la urbe y, mas todavía, lo que se hace en la universidad, olvidando que la poesía lonqa, por ejemplo, es también literatura importante, sabrosa y rica por sus propios componentes extracitadinos. Esto queda para la investigación. Pero, esos nuevos críticos que han aparecido no se dan cuenta (y lo dice Van Dikj) que el discurso expresa relaciones de poder. Ellos reproducen un discurso consagrado por el poder académico que es parte de otro poder más grande. Deberían escuchar a los maestros de literatura de San Marcos, la PUCP que han avanzado mucho sobre estos temas, o a Wálter Paz Quispe que es un puneño analista del discurso de mucha credibilidad. Yo aprendí mucho de él, de sus libros y de su palabra.
- En esa línea, ¿Arguedas se constituye en el mayor de los escritores peruanos?
Arguedas es el mayor exponente de la literatura nacional. Es el escritor que mostró al mundo nuestra riqueza espiritual, nuestras energías, nuestro talento y nuestra alma. ÉL es andino como nosotros. Escribió como tal y consiguió que los costeños y el mundo occidental que nos ignoraban nos conocieran. No se podía exigir que Vargas Llosa, por ejemplo, escribiera de la sierra o de los indios y mestizos como escribió Arguedas, porque este mundo fue desconocido por Vargas Llosa. Nuestro premio Nobel escribió sobre el mundo que conocía y lo hizo bien hasta convertirse en uno de los mejores narradores en lengua española y o en cualquier otra lengua. Cada quien pertenece a un mundo diferente y escribió desde su perspectiva, impelido por su propia idiosincrasia. Pertenecen a un tiempo y un lugar distintos y no hay por qué hacer comparaciones sin sentido para saber quién es mejor. Equivocadamente, muchas veces, se dice que Arguedas escribió, trabajó y luchó por un retorno al pasado, a lo indio, a lo puro. No es cierto. Él nos mostró al mundo cómo somos; pero en todas sus novelas, poesías y ensayos nos habla de integración. En sus poemas más duros como “El llamado a los doctores”, le dice al costeño- occidental. Ven hermanito, yo te mostraré los colores más variados que emergen de las flores de las quinuas. No te corras. Escúchame. Y cuando en otro poema dice refiriéndose a Lima: “estamos rodeando esta ciudad cabeza de falsos wiracochas”. No lo dice para liquidarlo, sino, para humanizarlo, para que vivamos integrados y trabajando con justicia y oportunidades para todos. Bueno, las frases arguedianas que estoy repitiendo son aproximaciones, porque no los he podido memorizar.
- Gozamos y disfrutamos de la literatura de Vargas Llosa, pero no de su pensamiento neoliberal contrario con las expectativas populares, ¿suscribe esa afirmación?
Eso es cierto. Escribí numerosos artículos enfrentando sus ideas neoliberales y los seguiré combatiendo con honestidad; pero, debo confesar que su arte exquisito me ganó completamente. Escribí un artículo expresando mi orgullo de peruano el mismo día que Vargas Llosa ganó el Premio Nobel. El Perú es multiétnico y pluricultural. A pesar de ser Vargas Llosa costeño occidental, es también peruano como nosotros, o como los amazonenses, o como los afroperuanos. Y debemos alegrarnos por sus triunfos.
- ¿Cuál cree que es el papel de la literatura en estos tiempos de globalización? ¿Debe comprometerse el escritor con las luchas del pueblo?
El escritor no tiene que preocuparse por escribir una literatura comprometida. El único compromiso de la literatura es con el lenguaje. En el lenguaje emerge sin que lo planifiquemos las ideas de nuestros personajes, sus ideales de justicia y de cambio; pero la literatura no enseña, ni politiza, ni ideologiza. Para eso están los discursos ensayísticos de carácter ideológico, los artículos de opinión, la escuela. Oquendo fue comunista consumado pero no hay un solo verso que lo descubra. El Gabo es comunista y se sabe que muchos de sus premios han sido donados para la revolución, pero, ninguno de sus novelas recoge planteamientos políticos ni ideológicos. Entonces hay que tener mucho cuidado con la ideologización de los textos. Toda ideologización debilita la novela, el cuento.
- En última instancia, ¿para qué sirve la literatura?
Aristóteles, me parece, le asignó un nombre: Vano oficio. Nadie va a morir si no consume literatura. Hace algún tiempo querían contraponer la ciencia y la literatura. Con este argumento se quiso “quitar” los cursos de literatura de la formación escolar en todo el planeta. Nunca se pudo. Se sigue enseñando en todos los niveles de educación del mundo, desde el inicial hasta el universitario y post universitario. Lo que pasa es que construir y leer literatura se ha convertido en el único acto auténtico de libertad. La literatura forma la amplitud de nuestra cultura, desarrolla nuestra sensibilidad estética y social. Es lo que nos diferencia de los animales. Hoy, los países más desarrollados como USA, Francia, Alemania, exhiben los mejores narradores del mundo y tienen una cantidad fabulosa de 50 millones de lectores anuales. No han contrapuesto la literatura contra la tecnología. La ciencia robotiza, la tecnología deshumaniza. El arte y la literatura devuelven al hombre su condición humana. Sirve para eso y para conocer la verdad a través de la ficción.
IV.- LA LITERATURA PUNEÑA.-
- Se ha dicho, y con razón, que Puno tiene una gran tradición literaria. En su condición de estudioso de la literatura puneña, ¿Esa tradición se mantiene, o hay un declive? En todo caso, ¿cómo ve ese proceso evolutivo?
A pesar de algunos artículos que leí últimamente en contra de la continuidad de esa tradición poética puedo asegurar que hay mucha pasta entre los jóvenes puneños. Estamos hablando desde Glinio Cruz hasta Filonilo Catalina: el primero con 24 años y el último con unos 34, me parece. En el medio hay un conjunto de jóvenes que viene consolidando su escritura. Y seguro que seguirán avanzando porque en el mundo todo lo que se dice y hace es susceptible de perfección. El estilo queda y el cambio de los demás elementos termina solo con la muerte. Por lo tanto, la poesía joven camina dentro de lo esperado o exigido por la rigurosa tradición poética puneña; pero, es cierto, que hay falencias notables en el aspecto narrativo, salvo la presencia de Javier Núñez y de Christian Reynoso. Es que la narrativa suele ser el ejercicio de la madurez.
- La poesía puneña ha trascendido las fronteras nacionales, en cuento estamos camino a consolidarse, en novela, pese a Porqué lloras Candelaria de Zelideth Chávez y Febrero lujuria de Christian Reynoso, aún no se ha escrito la novela puneña, ¿qué decir al respecto?
Falta escribir la novela puneña. “Febrero Lujuria” es la novela que se acercó más al sentir puneño, por lo mismo que, aborda no la fe del pueblo ante la virgen de La Candelaria, sino el lado pecaminoso de la fiesta, el espacio oscuro que a veces lo maquillamos con frases elogiosas. ¿Por qué lloras Candelaría? pudo ser, pero la historia de Candelaria Herrera es contada como noticia y solo por segmentos a cargo de los actantes. No están definidas adecuadamente las situaciones del sujeto y el objeto, ni de un gran destinador que hubiera servido a guisa de una gran fuerza para mover la acción del actante principal. Sin embargo, a pesar de estas falencias, creo que hasta ahora, son las novelas representativas de Puno, junto con “Las memorias apócrifas del general José Manuel de Goyeneche” de Emilio Romero y “Más allá de las nubes” de Jorge Flórez-Áybar.
- Los escritores puneños, ¿cómo deben asumir los últimos movimientos sociales ocurridos en Puno?
En poesía y narrativa con mucha inteligencia, sin intervenir en la historia, ni explicar los hechos. Es preferible que el narrador o el hablante lírico se mantengan lejos de las acciones, es decir, sean invisibles.
- En las últimas generaciones de escritores, ¿ve la continuidad de la tradición literaria de Puno? ¿Están asumiendo el legado de nuestros íconos, caso Churata, Oquendo y Miranda?
Claro que sí. En Puno cada escritor o poeta tiene su propia “poética”. Podemos hablar de la poética de Filonilo Catalina o de la poética de Alfredo Herrera. Sin embargo, de modo hipotético, plateo que hay dos poéticas básicas o esenciales: La de Carlos Oquendo de Amat y la de Churata. Es posible clasificar a los poetas (aunque no me gusta hacer taxonomías) dentro de estas dos grandes “poéticas basicas”. Me baso sobre todo en la teoría del hipertexto y los hipotextos. Un poemario puede ser un hipotexto de un gran hipertexto. Bueno este tema queda para la investigación.
- Al calor del Encuentro Baquerizo del 2003, se formó el GRUSEA, pero hoy no tiene una vida orgánica y menos se renueva, ¿qué esperar de este grupo?
Es cierto. Jorge Flórez- Áybar es el presidente. Tenemos personería jurídica, actas, sellos, pero no funcionamos como organización. A veces realizo actividades culturales a nombre del GRUSEA, pero, solo es referencial y no expresa lo que es la organización. Habría que reunirnos, hacer nuevas inscripciones con todos los escritores y poetas y que gente joven asuma la dirigencia. Nosotros los “viejos” estaremos siempre “ahí”, pero para ayudarlos y animarlos. En síntesis hay que reorganizar el GRUSEA.
- Quienes hemos estado en la última FIL de Arequipa, hemos visto que nuestro gran poeta vivo Efraín Miranda Luján, literalmente se está muriendo, ¿qué hacer pragmáticamente al respecto? ¿Qué pedirles a nuestras autoridades regionales y locales?
Primero hay que organizarnos para exigir algo, porque solos no podremos hacer nada. Grupalmente hay que pensar en algo rápido. Omar Aramayo dio algunas iniciativas por el facebook. Estamos conversando sobre qué hacer. Ojalá lo conversemos más seriamente ahora que llegue a Puno el lunes 24 de octubre. Tenemos que actuar de prisa.
- Por último, en este Puno, tierra de artistas y poetas, como dice el cliché, la cultura en general y la literatura en particular, se salva por esfuerzos particulares, ¿por qué nuestros gobiernos locales y regionales no pueden vertebrar una propuesta de política cultural? ¿Cuáles serían los lineamientos esenciales para su elaboración?
El arte y la literatura en Puno siempre han sido actividades marginales; se han desarrollado sin ayuda de las autoridades, pero ha dado mejores logros y las mayores alegrías a nuestro pueblo, que sus propios políticos que son los que se adueñan del poder y sirven solamente a sus intereses de grupo. Ellos prefieren hacer grandes obras donde los presupuestos son también fuertes. Como dice la gente, de estos grandes dineros se puede sacar alguna “tajada”. En cambio de una edición de libro que está por unos cuatro mil dólares, no se saca nada. En el fondo quizá se trate de eso. Digo solamente quizá.
No te hablo sobre los lineamientos de política cultural porque prefiero mantenerlos para conversarlo con ustedes en privado. Una vez los expuse cuando concursé para ocupar la dirección del Instituto Nacional de Cultura de Puno que, dicho sea de paso, le gané al antropólogo que era director y convocante a la vez; es decir, juez y parte al mismo tiempo. Le gané en expediente, entrevista y en el examen escrito. Al final me anularon desde Lima pretextando que el concurso lo habían convocado solamente 21 de los 44 miembros que tenía el Consejo Regional de Cultura. Leguleyadas y, según decía la gente, estrategias para ocultar algunas licencias de construcción en casas consideradas patrimonio cultural de Puno y la nación.
- Gracias por su tiempo escritor Feliciano Padilla.
- A ti las gracias, Lucho, por haberme permitido expresar, aunque desordenadamente, mis ideas básicas acerca de la literatura y la cultura en general.